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Andrea Limongi Santos
Un respiro para la Tierra

El 22 de abril se recordó el Día de la Tierra -gracias a una resolución de la Organización de las Naciones Unidas-. Como cada fecha especial, este día sirve como un llamado de atención sobre lo que pasa en el planeta, que a lo largo de los años ha sido golpeado en varios frentes.

Domingo 26 Abril 2020 | 04:00

 El 22 de abril se recordó el Día de la Tierra -gracias a una resolución de la Organización de las Naciones Unidas-. Como cada fecha especial, este día sirve como un llamado de atención sobre lo que pasa en el planeta, que a lo largo de los años ha sido golpeado en varios frentes.

Si bien es cierto el hombre ha crecido como individuo y comunidad, también lo es que sin querer o sin importarle ha afectado al tercer planeta. Dice el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, “debemos actuar con decisión para proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial de las perturbaciones climáticas”. Un llamado de atención a tomar en cuenta.
La ONU tiene datos interesantes. Reporta que “los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos”. Otro dato que encontré y llamó mi atención en esta época del COVID-19 es que “una nueva enfermedad infecciosa surge en los humanos cada 4 meses”. El 75% de esas enfermedades proviene de animales.
¿Y qué pasa con los llamados seres inteligentes del planeta? Casi siempre vivimos en automático y por lo general no nos interesamos en temas que sí definen nuestro paso por la Tierra. 
Como ciudadanos escuchamos hablar de la contaminación, deforestación, sobrepoblación, calentamiento global (por cierto, según la NOAA -Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera- el 2020 es el segundo año más caluroso hasta la fecha, contemplando el período de enero a marzo); extinción de especies (cerca de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro). Lo vemos como un problema ajeno, lejano, extraño, pero no lo es.
Hay acciones que los ciudadanos debemos realizar y la Tierra lo agradecerá: reciclar, en lo posible no usar plástico, sembrar árboles, ahorrar agua, caminar más o usar bicicleta.
En Quito, Rafael Lugo Naranjo con ayuda de amigos sembró este año 1.000 plantas de arupo (árbol tradicional de la Sierra) y otras especies. Días después algunos fueron afectados para variar por la mano del hombre, por suerte ya han sido reemplazados. Este ejemplo vino a mi mente gracias a un amigo de La Maná que me describió la belleza de este árbol, y quien además donó 100 para ser sembrados en su comunidad. En Portoviejo, la Municipalidad ha plantado árboles en diferentes parques y de esta manera regresar algo de lo que hemos quitado a la Tierra. 
A menor escala podemos hacer lo mismo. A veces hay espacios desperdiciados en nuestras casas que bien podrían ser pequeños pero poderosos pulmones.
 
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