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La tierra está de vacaciones
La tierra está de vacaciones
Por: José Ramón Moreira Aliatis
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Martes 31 Marzo 2020 | 04:00

Todos los que habitamos el planeta dirigimos nuestras miradas a los perjuicios que está ocasionando la enfermedad que tiene paralizado al mundo, producida por un virus llamado, coronavirus, el COVID-19, que se caracteriza por síntomas insignificantes, como dolorcito de garganta, leve tos, algo de fiebre, que aparentemente no es mortal; perjudica mayormente a adultos mayores, especialmente a personas con afecciones asmáticas, cardiopatías, diabéticos.

Lo que llama la atención son las trampas que utiliza para encontrar individuos con inmunología baja, resistente; se esparce cuando reímos, cuando estornudamos las gotitas están un tiempo en suspensión, también en la respiración de los afectados. Esa es la razón por la que los entendidos recomiendan no dar la mano, no estar a menos de 2 metros de otra persona, no tocar superficies metálicas o de madera pues allí se queda impregnado. Lo más sobresaliente de este mañoso es que se pega a la tierra y utiliza la suela de los zapatos para ingresar a escondidas al hogar y desde adentro afectar a toda la familia. Se convierte, si las condiciones se lo permiten, en asesino. Es tan volátil que en pocos días afectó a toda la Tierra, y a los seres humanos nos tiene bailando la conga. 
Siempre, y es la ley de la vida, donde hay un perdedor hay un ganador. La industria automotriz, minera, alimenticia, el turismo, la construcción, esa agricultura paralizada que utiliza tantos químicos, la polución que genera el consumo de tanto combustible fósil, las finanzas, la economía se ha afectado tanto que miles de millones de trabajadores corren el riesgo de perder sus fuentes de ingreso. Somos perdedores y no nos sorprendamos que haya un gran ganador, la naturaleza.
Hace pocos días un suelto informativo mundial transmitía una noticia que nos llamó mucho la atención. En Venecia, la ciudad de los canales, de las góndolas, de la plaza de San Marcos con su basílica, de los palacios, ciudad única en Europa, las aguas cristalinas sin contaminación nos mostraban peces nadando, fenómeno que en mucho tiempo no se veía. Hace unos días, en Manta, concretamente en San Mateo, manchas de peces pelágicos en las riberas y bandadas de pelícanos dándose un gran banquete.
Los mares han recuperado sus aguas cristalinas, el aire que respiramos está limpio, los nevados del mundo entero se recuperan, la flora y la fauna agradecen ese regalo.
La misma naturaleza sabia ha creado castigos, terremotos, incendios, tsunamis, enfermedades, para mostrar su inconformidad por el tratamiento que se le estaba dando. Es una lección que los científicos, los genios, los políticos, los que tienen el poder del mundo deben saber respetar, y crear normas para vivir en armonía.
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