Mientras las fuerzas del orden tratan de hacer que la población respete las disposiciones emanadas del Gobierno, hay personas que se niegan, e incluso se han registrado casos de agresión a los agentes. Esto, sin ignorar las denuncias que también existen de posibles excesos por parte de policías y militares.

Los ciudadanos deben entender que las medidas de precaución deben servir para proteger la salud familiar, no solamente la propia. En toda familia hay personas que forman parte de los grupos vulnerables.

Curiosamente, quienes más se contagian en Ecuador son personas de entre 20 y 50 años; es decir, los que forman el grupo de la fuerza productiva.

Es innegable que en un país en el que seis de cada diez ciudadanos no tienen un empleo pleno, en el que la migración ha aumentado los niveles de pobreza, y en el que la mayor parte de la gente trabaja en la informalidad, no es fácil sobrevivir si no se perciben ingresos diarios. Pero hay que hacerlo con precaución. Y el Estado debe direccionar mejor los fondos de ayuda.

La fuerza pública debería poner más control y sancionar de manera ejemplar, a quienes, sin necesidad, salen a las calles u organizan reuniones en plena emergencia.

Hay que sobrevivir, pero también hay que cuidarse y cuidar a la familia.