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Manabí a media voz
Manabí a media voz
Por: Leonardo Moreira Delgado
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Jueves 20 Febrero 2020 | 04:00

Hace años a un erudito “combatiente”, no por bélico, sino por su pasión cultural en devorar libros, le consulté por qué los manabitas, cuando no somos atendidos por los gobiernos de turno, no reaccionamos y si lo hacemos siempre tardía y tibiamente, en comparación con ciudadanos de otras regiones, y su respuesta fue lapidaria y mordaz: “porque vivimos frente al océano Pacífico y tenemos esa influencia atmosférica”. Conjetura que en ese momento me pareció simple ironía, o tomadura de los cabellos, pero que al tiempo casi que me convence, por su efecto político.

Hace años a un erudito “combatiente”, no por bélico, sino por su pasión cultural en devorar libros, le consulté por qué los manabitas, cuando no somos atendidos por los gobiernos de turno, no reaccionamos y si lo hacemos siempre tardía y tibiamente, en comparación con ciudadanos de otras regiones, y su respuesta fue lapidaria y mordaz: “porque vivimos frente al océano Pacífico y tenemos esa influencia atmosférica”. Conjetura que en ese momento me pareció simple ironía, o tomadura de los cabellos, pero que al tiempo casi que me convence, por su efecto político.

Existen otras presunciones, que solo salen a la luz en épocas preelectorales, como la de “manabita come manabita” o “manabitas de nacimiento, que desconocen su territorio”, inclusive algunos se “creen manabitas” por el hecho de contraer nupcias. Estos últimos paradójicamente son los que a veces más vislumbran con alguna gestión gubernamental en favor de este territorio. 
Esto nada tiene que ver con una actitud xenofóbica, sino de política social, en cuyo escenario, por ser hospitalarios, nos dejamos contentar con palmadas y halagos líricos sobre nuestras gastronomía y mujeres, pero no somos retribuidos con acciones, que solucionen las necesidades insatisfechas y en lugar de depositar los presupuestos para las obras inconclusas -al contrario- se nos la roban, como sucedió con los de la reconstrucción del 16.A.
De las quejas hay que pasar a la reflexión profunda sobre nuestra actitud cívica, frente al horizonte político y socioeconómico de Manabí y por esa vía primero determinar cuáles serían las causas de no contar con una representación política, con autoridad moral, allá donde “las papas queman”, para lograr que se atiendan las obras que se requieren.
Unos creen que hace falta que un manabita llegue a la presidencia de la República. Faltaría acordar, si sería de nacimiento, que viva aquí o con parentesco hereditarios, así desconozca su mapa territorial. 
Exceptuando a Eloy Alfaro, ya hemos tenido de todo, ministros, asambleístas y no ha pasado mayormente nada.
Otros creen que falta un liderazgo para aglutinar a todas las fuerzas políticas, sociales y empresariales, pero en víspera de un proceso electoral, cada uno con más ambición que otros, sale despavorido a ponerse al servicio, justamente de los sectores que han atentado históricamente con el desarrollo de Manabí.
 
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