Se debería conversar a profundidad con los representantes y técnicos de los organismos encargados de monitorear el clima en el país, para conocer si existe alguna anomalía o comportamiento extraño en el mar, el viento y las temperaturas ambientales, o si la conducta climática es normal y las lluvias llegarán a sus niveles habituales con el pasar de los días.

Hasta ahora, especialmente los agricultores de las zonas centrales de Manabí hablan de un déficit de precipitaciones y anticipan baja producción. 

Por eso es necesario evaluar el efecto de las lluvias y las previsiones climáticas, así como su impacto en el ambiente, las actividades agropecuarias, la seguridad alimentaria y la economía local. Es preciso, además, que se mire las fuentes hídricas y las provisiones de agua para los meses venideros. 

Con anticipación hay que analizar si es que es necesario plantear planes que permitan enfrentar una posible crisis y si se requieren medidas compensatorias para algún sector.

En el campo productivo, también es conveniente que se evalúe el impacto del clima en el sector pesquero y si se debe ejecutar un proyecto de asistencia. Es esencial mantener un monitoreo y comunicar eficientemente para conducir al sector productivo y a la sociedad a la toma de decisiones correctas.