El primer caso sospechoso de coronavirus en Ecuador tomó prácticamente por sorpresa a las autoridades sanitarias del país, que no reaccionaron con prontitud y han tardado mucho en confirmar si la enfermedad existe.

Si bien el coronavirus es un agente patógeno que se presentó hace pocas semanas en China, las autoridades ecuatorianas se confiaron y no tomaron medidas preventivas y de control a tiempo. Más allá de los anuncios oficiales, los mecanismos de vigilancia no se activaron de manera suficiente.

No existía un área acondicionada para acoger a personas afectadas, siempre ante la probabilidad de que las hubiera, ni hay en el país insumos suficientes para un diagnóstico rápido. Así, mientras en estados vecinos las pruebas de laboratorio permiten, en cuestión de horas, confirmar o descartar las sospechas, en Ecuador hubo que enviar las muestras a Estados Unidos y esperar tres días para el diagnóstico.

Ayer se confirmó que dos laboratorios del país tienen los equipos adecuados para detectar el virus, pero la falta de reactivos no permite utilizarlos en ello.

Esto ha abonado la circulación de noticias falsas que terminan por intranquilizar a los ciudadanos y obligan a usar recursos para desmentirlas.

Los hospitales públicos deben estar mejor preparados. Si no lo hicieron a tiempo, todavía es hora.