La comunidad alfarera de La Victoria, ubicada a quince minutos del centro de Pujilí (Cotopaxi), concentra la tradición en varias familias, quienes mantienen con vida esta manifestación cultural. Para la mayoría de ellos, es su única fuente de producción e ingresos económicos, manifiesta el INPC. 

 

Aporte. Por varias décadas, el barro ha sido la materia prima para este tipo de alfarería y los artesanos han sabido moldear con sus manos máscaras, cacerolas, vasijas, maceteros, vajillas, platos, lámparas, alcancías, floreros y otros objetos.

La certificación como PCI es una herramienta de gestión y el punto de partida para que el GAD parroquial de La Victoria impulse la creación de un expediente especial sobre esta técnica artesanal, que inicia su camino para ingresar a la lista representativa del patrimonio cultural de Ecuador, aseguró el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

Se conoce que Pujilí es uno de los cantones más coloridos y folclóricos de la Sierra centro, publicó diario La Hora. 

Allí se conjugan la producción agrícola, el desarrollo pecuario, la avicultura, el comercio, las actividades artesanales variadas, los rostros felices de personas muy amables. 

Este es un pueblo conocido en todo el país por ser la cuna de ilustres personalidades de la nación, entre ellas Antonio Echeverría Llona, reconocido legislador y político del siglo XVIII; San Juan Buenaventura, destacado líder eclesiástico en la segunda mitad de los años 1800; Gabriel Álvarez Villacís, ilustre político, y Guillermo Rodríguez Lara, jefe de Estado desde 1972 hasta 1976. 

Su nombre proviene del vocablo kichwa Pu Jilies, que traducido al español significa “posada de juguetes”. Es una pequeña población de la provincia de Cotopaxi, ubicada en las laderas de un monte llamado Sinchahuasín y fue fundada en 1657, lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de esta provincia. 

Esta localidad además se dio a conocer por su pujanza y tesón al reponerse de manera notable tras el terremoto de 1996, debido al cual cayeron al menos el 70 % de las viviendas del casco urbano y se detuvo momentáneamente el progreso del cantón por varios años, reseña la web de El Telégrafo. 

La alfarería del barrio La Victoria es una de las tradiciones familiares más productivas y a la vez más desconocidas del país. Allí por décadas se han creado verdaderas y hermosas obras de arte elaboradas con barro negro, tales como vasijas, ollas, platos, lámparas, macetas, alcancías, floreros, entre otras. 

Se cree que estos conocimientos llegaron al lugar debido a la presencia de extranjeros de la Misión Andina, quienes instalaron una fábrica de cerámica. Sin embargo, es difícil definir con precisión cuándo y cómo nació allí la tradición de la alfarería, pero se sabe que alrededor del 60 % de casi 80 mil personas que residen en el cantón ha cultivado esta habilidad, que es importante en la economía del lugar.