Actualizado hace: 938 días 21 horas 51 minutos
PORTOVIEJO
Mujer preparó su muerte

Preparó su partida definitiva con tanto tiempo y cuidado que hasta dejó lista la ropa con la cual querían que la enterraran.

Lunes 08 Julio 2019 | 11:00

Nunca nadie pudo presagiar que una mañana del año 2014, a los 63 años de edad, la ingeniera Mariana Montesdeoca decidiera ponerle fin a su existencia por su propia mano y por su propia voluntad.

Tan metódica había sido en su determinación, que se dio tiempo para arreglar la ropa con la cual quería ser enterrada, planchar, asimismo, el atuendo de su esposo y dejar cartas para él y para sus cuatro hijos en las que, básicamente, les daba las gracias.
Su esposo, Mérido Zambrano, también ingeniero, tiene claras las cosas al cabo de casi cinco años, pero en ese momento su conmoción rebasó los límites.
“Ese día, como todos los días, a las 8 de la mañana, salí a visitar a mi madre. Cuando salí ella me pidió que llevara las llaves. No noté absolutamente nada que me hiciera pensar que Mariana tenía las horas contadas”, dice Mérido, hoy maestro jubilado.
Las dos horas que tardó en llegar fueron suficientes para que su compañera de toda la vida dispusiera de su existencia en forma radical en el patio de la casa.
Según recuerda Mérido, cuando llegó de donde su madre vio algo raro en la puerta del portal; entró, pero la puerta principal estaba cerrada por dentro.
Llamó varias veces, pero un silencio sospechoso lo hizo pensar lo peor. Entonces decidió entrar por el callejón lateral hasta el patio en donde su esposa, ya sin vida, estaba colgada de unos cabos que había atado a la ventana.
“Creo yo que su decisión de quitarse la vida fue tan drástica que, incluso, encontré a su lado un cuchillo de cocina, como si hubiera pensado que, de romperse la soga, podía usarlo contra sí misma”, narra Mérido, agobiado no por uno, sino por varios recuerdos de una mujer que siempre le mostró amor y comprensión, desde la época mismo de la universidad.
CARTAS. Para afianzar su convicción de que su esposa no tuvo motivaciones conyugales, Mérido muestra la carta que ella le dejó.
Se trata de un papel simple en el que, en varias ocasiones le da las gracias por el tiempo que vivió con él y le pide que cuide de sus hijos y también de los nietos.
A cada uno de sus cuatro hijos también les dejó misivas en las que pedía que cuidaran de Mérido. No acusaba a nadie de su decisión, solo decía que ya no podía más y era mejor irse del mundo.  
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