Con alcohol trata de “ahogar” el dolor que siente al recordar  la agresión.

Fue en agosto del 2015, para las fiestas de San Camilo.

Cada año “Andrés” acostumbra a asistir a las fiestas patronales, para él era como una tradición y aquella vez no fue la excepción. 

Recuerda que ese día trabajó vendiendo cd´s hasta pasadas las 17h00, su objetivo era conseguir dinero para poder ir a divertirse hasta el amanecer, como es separado y no tenía compromiso alguno, no había nadie que se lo impidiera.

Acontemiento. A las 21h00, “Andrés” ya estaba en San Camilo. Aquella noche bebió y bailó, durante su permanencia en las fiestas se encontró con unos amigos con quien ingirió más alcohol. Señala que conversaron de todo: mujeres, fútbol y de la vida; todo iba bien hasta que de pronto el “diablo” se les metió a sus conocidos. 

Cuatro hombres lo llevaron a la fuerza hasta una zona oscura, recuerda que fue por el sector de la Isla del Río Quevedo, ahí sacaron cuchillos para amedrentarlo, por más que suplicó que no le hagan daño ellos, sus “amigos” no se conmovieron.

Con la finalidad de evitar la agresión colocó sus manos en su trasero, sin embargo con un par  de cortes realizados por un filudo cuchillo tuvo que retirarlas. Mientras uno de los sujetos, de piel morena, lo despojó de su ropa, otro se alistaba para violarlo.

El horrendo hecho ocurrió por más de una hora. Luego de saciar sus más bajos instintos los atacantes dejaron lo dejaron y lo amenazaron. En la mañana fue ayudado por unos habitantes del sector. Sanó sus heridas físicas, más no las del alma.