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Irina bowen
Los excesos y el despilfarro, ¿hasta cuándo?

A medida que pasan los días, nos sentimos más decepcionados de nuestra clase política, de nuestras autoridades, de los funcionarios que son puestos a dedo para que administren las empresas del Estado, de quienes nos representan en la Asamblea confiando que fiscalicen y presenten proyectos de ley en beneficio del país.

Jueves 20 Junio 2019 | 04:00

Pero resulta que una vez que asumen los cargos se olvidan para qué fueron elegidos o no tienen la capacidad, burlándose de quienes los eligieron o traicionando la investidura que les colocaron. Aquí en Ecuador resulta ya una rutina recibir noticias de más y más exfuncionarios huyendo, escondiéndose, presos, por tanto atropello cometido contra el país y contra los ecuatorianos; y todavía se atreven a publicar que son víctimas de una persecución política.
Sin duda alguna, y enumerando aquellas decisiones excesivas y que se contraponen a la situación económica de nuestro país, que sin apego por lo menos a la lógica, hoy nos hacen pensar cuán ingenuos somos, con cuánta facilidad nos mienten y con cuanto atrevimiento y abuso de poder disponen medidas tan adversas a lo esperado.
Tomar los dineros del IESS, endeudar en demasía  al país,  hacer obras que no se justifican, construir grandes edificios para la policía y la judicatura cuando tenemos hospitales en carpas o sin construir; cerrar escuelas en barrios y comunidades para construir escuelas en medio de la nada, dejar que la banca cobre por todo y que negocie nuestro mismo dinero a intereses tan altos, pagar sueldos de por vida a quien estafó el país, permitir que se falsifiquen títulos o se otorguen maestrías a funcionarios públicos,  construir centrales eléctricas con sobreprecio y subir el precio de la luz, permitir que las obras se hagan con empresas salidas de la nada cuando hay tanto profesional sin trabajo, valerse de la solidaridad de la gente (Ley de solidaridad por el terremoto) y utilizar esos dineros para enriquecer a los funcionarios y compadres, …… en fin una interminable lista de arbitrariedades e incoherencias que nos hacen sentir impotentes ante esta realidad.
“Que nos roben todo, menos la esperanza”, más sin embargo, es lo que más nos han quitado comenzando por quien lo repetía, porque ésta clase política que dirige sus discursos a los pobres y vulnerables; que cuando están en el poder, toman medidas que precisamente afectan los derechos de ellos, y que lo hacen de la manera más  descarada deberían no solamente ser desterrados del país, sino exhibidos en una plaza pública para que enfrenten el juicio del pueblo.
Nuestra situación es cada vez más triste, pues dudamos de todo el mundo, y terminamos dándole el voto al “menos malo” de los candidatos, pero tan falto de conocimientos y capacidad que el remedio termina siendo peor que la enfermedad. Ojalá y me equivoque, y que este periodo que inició el 14 de mayo con cambios de autoridades sea para enmendar errores; aunque ya vemos a los Asambleístas cabildeando los puestos de la Asamblea y muchos preparándose para el 2021, así como van las cosas cuento de nunca acabar; pero mi pregunta va para todos. Hasta cuándo nos ven la cara?
 
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