Cuando un usuario no reporta consumo, le aplican una tarifa básica, que consiste en un valor determinado, supuestamente mínimo, por mantenimiento del servicio. Y una vez que se registra la lectura del medidor, se cobra la totalidad del consumo acumulado, sin descontar lo que se pagó por tarifa básica. Es decir, el usuario debe hacer un doble pago.

En el caso de la energía eléctrica, la acumulación de consumo también incide en la tarifa, puesto que a mayor reporte de consumo en un mes, más alto es el valor por kilovatio hora.

Lo mismo ocurre cuando hay un error de lectura. Puede ser que en  un mes el pago sea menor, pero al siguiente se debe cancelar el valor del mes y el que restó del anterior, con lo que el consumo, aparentemente, es mayor.

La Ley de Defensa del Consumidor prohíbe los consumos presuntivos o estimativos y, además, dispone que los proveedores de servicios públicos que sufran pérdidas por deficiencias imputables a la empresa deben asumirlas en su totalidad, sin trasladar los recargos a los consumidores.

El reclamo por los sorpresivos valores de las facturas de electricidad, debe ser analizado caso por caso para que los usuarios no resulten perjudicados. La Defensoría del Pueblo debería habilitar un sistema de recepción de denuncias, como hizo cuando se denunciaron descuentos no autorizados en las cuentas bancarias.