“Hoy me siento cómoda en mi propia piel. Me tomó años y muchas experiencias el poder decir esto. No siempre fue así y aprender a amarme y sentirme cómoda conmigo misma fue un proceso largo, y a veces doloroso, pero que tenía que pasar para hoy poder ser quien soy, sentirme como me siento y poder compartir con ustedes mi historia”, descubrió inicialmente.

La popular artista señaló que es irónico que en sus 20 años, cuando probablemente es una de las épocas  en que el cuerpo está en las mejores condiciones,  nunca lo aceptó como tal. “Yo lo odié y me sentía demasiado incómoda en mi propia piel. Entre dieta y dieta llevé el bajar de peso demasiado lejos y tuve serios problemas que afectaron mi salud. Llegué a pesar 105 libras y me veía gorda en el espejo y ahora que recuerdo esa época me doy cuenta de que tenía un serio trastorno alimenticio”, refirió.

Lo que la llevó a tocar fondo. Jaume confesó, a la par, que no aceptar su peso y someterse a un régimen alimenticio errado la llevó a sufrir una fuerte crisis de gastritis, que más adelante le generó una úlcera estomacal, situación que la hizo abrir los ojos. 

“Fue ahí cuando me di cuenta de que mi salud iba más allá de mi apariencia. Y así, empecé mi terapia de recuperación. Fui aprendiendo que ser flaca no es sinónimo de ser bonita, ni mucho menos saludable”, finalizó la intérprete.