Actualizado hace: 938 días 18 horas 9 minutos
Johnny Marcelo Toala Rivas
La vanguardia

La democratización de la contratación pública es una de las ofertas de campaña del prefecto Leonardo Orlando, en su materialización se debe tener una clara orientación política al respecto, que permita afectar en la médula al statu quo.

Viernes 17 Mayo 2019 | 04:00

Se debe diseñar una política institucional para romper con la lógica capitalista del contratista tradicional que pretende enriquecerse bajo la administración pública y muchas veces con poco compromiso de dejar una obra digna para nuestros pueblos, sin socializar los diseños, presupuesto y ejecución; buscando siempre el reajuste de precios, el complementario, el amarre y la usura, causando descontento en las bases y en nuestras comunidades, mermando los procesos de cambio. 
Estos contratistas avanzan tanto que se convierten en poder económico y luego asaltan el poder político, logrando capturar los espacios estratégicos de la administración y la dirección política, manteniendo el sistema de privilegios, ahogando el anhelo de nuestros pueblos. Con todo respeto para aquellos contratistas comprometidos, responsables con sentido social, que son una minoría y son aplastados por las grandes constructoras y corporaciones.
Ante esta realidad se necesita un profesional comprometido con el cambio social, que trabaje de la mano de la comunidad como sujeto de derecho y finalidad de la inversión pública. Que provoque el empoderamiento de la ciudadanía en la obra, materializando la dimensión de lo público. Como dijo el gran dirigente de la revolución Rusa Vladimir Lenin, “Un profesional revolucionario vale más que diez comunistas”, en consonancia con el discurso de Salvador Allende al pronunciar que “los profesionales tenemos un gran compromiso con el cambio social y no olvidarnos los que venimos de una universidad pública, porque ella es financiada por el pueblo”.
Es imprescindible aprender de las lecciones que nos deja la historia en los procesos de cambio. Por lo tanto sobre los hombros de los profesionales de la generación intermedia con ese sentido histórico de haber vivido la crisis política de los años 90 y el cambio social de la década ganada, radica una gran responsabilidad en la encomienda histórica de ser la vanguardia del cambio y crear las bases sociales de la militancia revolucionaria, en el contexto que Manabí es la capital política de la revolución ciudadana que ha dirimido en el tablero electoral por varias ocasiones, determinando el destino político del país. 
Se los dice un profesional beneficiado de la política de becas educativas de la década ganada. ¡Dios, Patria y Libertad! ¡Venceremos!
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