En nuestro país, el desarrollo (en su amplio contexto, económico, social y ambiental) ha sido un tema de nombradía en la última década, muchos expertos y tratadistas económicos y sociales concuerdan en que el sector académico es un punto sustancial para alcanzarlo, por ello, al referirse al progreso y desarrollo de los pueblos, es imposible desvincular a la universidad ecuatoriana de estas acepciones. 

Para hacer paréntesis en un caso puntual, la Universidad Técnica de Manabí se ha constituido como punto focal del desarrollo para Portoviejo, la provincia de Manabí y el país entero, puesto que en la actualidad cuenta con más de 23 programas de posgrados (incluidas las maestrías de investigación) y más de 30 carreras de pregrado en modalidades presenciales y virtuales, las cuales facilitan a los estudiantes el acceso a los programas formativos en las diversas áreas del conocimiento, permitiendo que cada vez más profesionales se incorporen a las filas de la población económicamente activa, contribuyendo con conocimiento e investigación científica al desarrollo de las localidades.

De estos programas de posgrado, se destaca la maestría de investigación en Desarrollo Local, que pretende fortalecer los conocimientos científicos de profesionales en las áreas ligadas al ordenamiento territorial, la innovación, la economía popular y solidaria, la planificación estratégica y las actividades industriales, turísticas y agropecuarias.

El desarrollo local es bien visto por la mayoría de potencias mundiales, las cuales están convencidas de que los pueblos pueden desarrollarse a partir de sus potencialidades endógenas, a través de la organización, planificación e inyección estratégica de recursos que permitirán mejorar las condiciones de vida y fomentar la actividad económica de un sector. Recordemos que el pasado 16 de abril se recordó el tercer aniversario del sismo catastrófico que afectó gravemente a nuestra provincia, pues bien, habrá que considerar que la reactivación económica no es posible sin una política clara orientada al desarrollo local, que fomente las actividades económicas, turísticas, agrarias y la ordenación del territorio.

En fin, todo lo mencionado anteriormente ratifica la importancia que tiene la universidad en la creación y transferencia del conocimiento, mismo que en el siglo XXI es un vital aliado para la consecución de metas y objetivos.