De acuerdo a un reportaje de diario La Hora, el símbolo distintivo de esta asociación es un collar con dije de sol sobre un fondo celeste, que está elaborado con mullos (bolas que forman un rosario). 

Su trabajo gira en torno a la vertiente de aguas medicinales ubicada en San Juan Pocyo, donde el eje de la energía espiritual se concentra para las ceremonias ancestrales en distintas celebraciones.

Ser un yachak.  Ser yachak es un largo camino que se inicia con la conciencia del tener el ‘don de curar’. 

El alumno tiene como maestros a los indígenas sabios del lugar. De estas personas sabias aprenden las propiedades y los significados que tiene cada una de las plantas y animales. Rafael Carrascal, presidente de la organización, comenta que fueron 118 yachaks los fundadores. “En la actualidad somos 26 dedicados a esta actividad, porque algunos compañeros han fallecido, otros salieron del país y hay quienes se retiraron por su avanzada edad. Nuestro propósito es que esta tradición no se pierda y que las nuevas generaciones aprendan de esta medicina ancestral”, dijo.

Agregó que los rituales son diferentes, dependiendo de la situación. “Por ejemplo, para curar enfermedades se debe hacer ceremonias según su diagnóstico, para lo cual se utilizan plantas medicinales y animales como el cuy, para saber qué patología tiene el paciente”, señaló Carrascal.  

 

Tradiciòn.  La limpia es un rito muy común entre los yachaks, en el que se hace un llamado a Dios por la vida y la fuerza. Además, durante éste se invoca a los cerros como el Taita Imbabura, la Mama Cotacachi, hijo Yanahurco y Mojandita. En esta ceremonia se emplean plantas para entrar en contacto con las bondades de la naturaleza.