¿Recuerdan cuando el mashi Rafael mandaba a detener a quien se atrevía a gritar en su contra? ¿O cuando saludaban su paso elevando el dedo medio de la mano, porque atentaba contra la dignidad del presidente, que para él era irse contra el mismo Estado, en su creencia de ser un nuevo Nerón?

Recibía interminables aplausos de su corte, pues sus integrantes sabían que quienes se oponían a sus edictos pasaban a ser terroristas.

Ahora que se cayó el arbolito donde reposaban pavos, gallinas, palomas, lechuzas, águilas, cuervos y otras especies plumíferas, al parecer en contubernio con zorros, roedores, culebras y más, desde el suelo sienten lo duro del mismo y las consecuencias de los excesos o la rigurosidad del sistema, cuando éste es creado para ser manejado a gusto y conveniencia de quienes mandan.

Patiño, una de las figuras más destacadas del régimen de los diez años, ha dejado el país para ponerse a buen recaudo en el exilio, huyendo de una cita legal que pudiera recluirlo en prisión;  y con un pedido de alerta roja en camino a la Interpol para su captura y devolución al Ecuador.

Mas, para todos es conocido que antes de irse anunció públicamente su fuga, pues no estaba en sus planes “dar papaya”. Cumpliendo con lo dicho, extendió sus “patiñalas” y voló apuradamente, gracias a la colaboración de una jueza que no atendió el pedido de una medida cautelar de prisión sobre Patiño, solicitada por la fiscal del Estado, Diana Salazar, ahora convertida en la Diana cazadora de los corruptos.

Así, el exmultifacético de los ministerios del correato -pues estuvo en las carteras de Economía, del Litoral, de Coordinador de la Política, de Relaciones Exteriores y de Defensa- se suma a la legión de los revolucionarios del siglo XXI de alta alcurnia que desde el exterior, donde residen algunitos de los cerebritos de la década del cuantioso gasto, bajo el mando del iluminado mayor forman una legión que se desvive por desestabilizar al actual gobierno.

Nada raro sería que intenten convertirse en un gobierno en el exilio, para combatir al mandatario Lenín Moreno, a quien llaman Judas traidor porque dejó las huestes “revolucionarias” para mediante mea culpa lavarse de los pecados compartidos con sus excoidearios que, sin compasión, echan mano a viles artimañas como las de hackear cuentas personales para denigrar a su familia.    

Mucho trabajo le espera a doña Diana, la fiscal, estigmatizada por unos y resaltada por otros, pero que ha despertado esperanzas de cambios en la lucha contra el crimen y la corrupción.

Finalmente y como chisme les cito aquello que circula por la redes sociales, que dice que los correistas se equivocan al llamar Judas a Moreno, porque Judas traicionó a Jesucristo, no a Barrabás. ¿Brutal, no?