Este canal cerrado está compuesto por tubos de 1,20 metros de diámetro y se construyó para transportar 144 mil metros cúbicos de agua diarios. Apenas una tercera parte de ese caudal abastece a Manta, Montecristi y Jaramijó, y el resto, que supera, a manera de comparación, la capacidad diaria de la planta Cuatro Esquinas de Portoviejo, se pierde. Una vez que el Gobierno Nacional ha anunciado el inicio de la liquidación de la empresa que se creó para la refinería y, también, ha dicho que la ubicación actual es inconveniente, no vale la pena que ese recurso, que costó 334 millones de dólares, quede subutilizado.

Esa agua bien podría ser aprovechada por los cantones por donde pasa el ducto, para potabilizarla y abastecer a sus habitantes. El Gobierno, a través de sus organismos de crédito, debería apoyar con el financiamiento de las plantas de procesamiento, como parte de sus objetivos de dotar de agua segura a la población.

Bien puede el Gobierno Provincial de Manabí tomar la iniciativa y proponerles a los gobiernos municipales la creación de una mancomunidad que sea la que administre el acueducto con la participación de todos.

Esa es una solución más conveniente porque el manejo de este recurso se haría desde la visión local, y no desde la óptica centralista de entidades que no conocen a plenitud la realidad provincial.