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Consejos
Una mente sana y activa

La memoria es una función del cerebro que merece ser desarrollada. Esta se agilita con el cumplimiento de ciertos parámetros.

Miércoles 17 Abril 2019 | 04:00

 El neurólogo y terapista Mauricio Andrés Ávila explica que existen ejercicios que nos ayudan a reforzarla y activarla con el pasar de los años.

 
El camino a seguir.  A decir del profesional, “para mejorar la memoria es importante realizar ejercicios mentales y tener buenos hábitos de vida saludable, para que de esa forma la memoria vaya mejorando.
 
Lo que debes practicar y hacer.  Entre los principales juegos a realizar se destacan: memorizar palabras, leer libros de ocio, hacer operaciones matemáticas, recordar fechas y detalles del día, repasar lo que se hizo en un día determinado, hacer crucigramas y sopas de letras. 
“Aunque no se crea, ejecutar este tipo de prácticas hacen que nuestro cerebro se mantenga activo y que nuestra memoria retenga. Los colapsos de la mente se deben en gran parte al sedentarismo que proyectamos en ella. Mientras más actividad tenga, ésta estará más activa”, recalca  Ávila.
Pero estos ejercicios tienen que ir de la mano de una postura saludable en la vida misma.
El profesional de la neurología  informa que el desarrollo de la memoria además depende de hábitos sanos “como una dieta baja en grasa, azúcares y harinas; aumentar consumo de frutas y verduras; disminuir o retirar consumo de alimentos enlatados, paquetes, gaseosas, jugos artificiales y  comidas rápidas de nuestra dieta;  realizar actividad física, y por último no consumir alcohol, tabaco o sustancias psicoactivas (drogas)”, expresa.
 
Ejercítarte y más. Además, tal como precisa la web médica Mercola, el ejercicio hace que el cerebro trabaje a su capacidad óptima, estimulando a las células nerviosas y haciendo que se multipliquen, fortaleciendo sus interconexiones y protegiéndolas del daño.
Durante el ejercicio las células nerviosas liberan proteínas conocidas como factores neurotróficos. 
Una en particular, llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), libera otras sustancias químicas que promueven la salud neural y benefician directamente las funciones cognitivas, incluyendo el aprendizaje.
Dormir también beneficia la memoria. El sueño  la mejora y potencia el desarrollo de tareas difíciles. 
De hecho, una sola noche de sueño, durante cuatro a seis horas, puede impactar la habilidad de pensar con claridad al siguiente 
día.
Aprender una nueva habilidad también estimula el sistema neurológico, contrarrestando los efectos de las enfermedades relacionadas con el estrés, reduce el riesgo de demencia y ayuda a mejorar la salud y bienestar.
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