Ese era el segundo hijo que tenía con su esposo. Permaneció con resguardo policial durante esos diez meses y luego debió regresar a la cárcel de mujeres de Portoviejo, donde cumple una condena por crimen.
Noemí Bravo, quien se quedó al cuidado de la bebé, pide que la sentencia de su hija Érika sea analizada por jueces internacionales. Ella fue condenada a 25 años de cárcel por el crimen de Lenín Chiriboga junto a otras seis personas.
Hace dos semanas declararon inocente de este hecho al excomisario José Luis Sánchez, quien fue acusado por uno de los condenados de pagarle 10 mil dólares por ejecutar la muerte. Sin embargo, los jueces descubrieron que el procesado mentía y lo declararon inocente.
Su hija lleva siete años condenada. El crimen del exdirigente transportista se dio en el 2012, cuando iba en una camioneta.
Bravo dijo que lleva siete años recorriendo las unidades judiciales penales de Manta en busca de la libertad de su hija. Asevera que su lucha será eterna.
“Con la ayuda de Dios sé que mi hija va a recobrar la libertad”, expresó.