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JUBILACIÓN
La crisis castiga a jubilados en Brasil

Uno de cada cinco jubilados se ve obligado a continuar trabajando para poder mantenerse en Brasil.

Domingo 14 Abril 2019 | 04:00

 Mientras el Congreso analiza el duro proyecto que pretende endurecer las condiciones para obtener ese beneficio y ahorrar cerca de 265 mil millones de dólares en diez años, Iván, Rosilda y Manuel se muestran ajenos al debate.

Sus problemas no acabarán con la reforma de las pensiones.
Todos ellos, como miles de jubilados y pensionistas en Brasil, continúan trabajando, muchas de las veces en el mercado informal, para complementar una renta que en el 65 % de los casos no supera la de un salario mínimo al mes, que hoy es de 998 reales (260 dólares).
Iván Ferreira tiene 59 años, está jubilado tras completar el tiempo de cotización que establece la legislación vigente -35 años para los hombres y 30 para las mujeres-, pero desde hace casi un año vende café y bizcochos caseros en un puesto ambulante, en una céntrica plaza de la ciudad de Sao Paulo.
“Mi esposa se quedó sin empleo y montó una cafetería en la calle. Empecé a ayudarla y así comencé a trabajar en la calle para completar mi salario, porque con la jubilación no es suficiente”, afirma.
Esfuerzo. Su jornada es maratoniana. Llegan sobre las 6 de la mañana, se van sobre el mediodía y en la tarde elaboran las tartas del día siguiente. Así casi todos los días. “Me gustaría no tener que trabajar más, estar en casa, descansando, paseando, viajando, disfrutando con la familia...”, añade.
Como Ferreira, un 21% de los jubilados sigue trabajando en Brasil, de los cuales casi la mitad (47%) citan como una de las principales razones para hacerlo las dificultades que tienen para pagar las facturas, según un sondeo de la Confederación Nacional de Dirigentes Comerciantes y el 
Servicio de Protección al Crédito.
Oswaldo Almeida, de 63 años, va camino de unirse a ese grupo. Jubilado hace siete años, busca un empleo de conductor de camión o lo que surja.
Recibe lo mínimo, vive con su esposa, una de sus hijas y dos nietos, y le indigna que él tenga que “trabajar la vida entera” por 260 dólares y que un funcionario del Poder Legislativo tenga una jubilación media de 26.800 reales (unos $7.000).
Privilegios. El presidente Jair Bolsonaro y su ministro de Economía, el liberal Paulo Guedes, aseguran que su reforma de las pensiones, que incluye la imposición de una edad mínima de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres, acabará con los “privilegios” y advierten que si no se aprueba, Brasil “irá a la quiebra”.
Por su parte, el presidente del Sindicato Nacional de los Jubilados, Joao Batista, asevera que esa premisa es una “gran mentira” y que lo que hay es una “mala administración”, porque históricamente la lucha de las pensiones se ha usado “para hacer política”.
Para él existen dos grupos de jubilados que reflejan la cruda realidad. Los que son apoyados económicamente por la familia y aquellos que aún sustentan a parte de ella.
“Si uno quiere vivir con dignidad, tiene que pagar un plan de salud (privado) y para un anciano no lo encuentras por menos de 500, 600 reales (130, 155 dólares). Uno mínimamente razonable son más de 1.000 reales (260 dólares)”.
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