Es necesario que se evalúen estos planes que constituyen el derrotero ya trazado para el crecimiento cantonal en todos los ámbitos.
Elaborar un plan de desarrollo tiene su costo, pues los municipios deben invertir en consultorías y otros procesos como la difusión, la presentación a la comunidad, por señalar algunos; por tanto, antes que pensar en la elaboración de nuevos planes se debe estudiar técnicamente los que están hechos y, de ser necesario, modificarlos.
Lo que no debería hacerse es decidir que no sirven y contratar un nuevo plan que, a su vez, genera más costos, dejando a un lado lo que ya está avanzado.
Un plan sostenido les da continuidad a las políticas públicas, además de fortalecer los procesos emprendidos. Los cambios, por muy buenos que parezcan, si no se sustentan bien, pueden generar rechazo o, peor, fracaso.
Por lo demás, la transición es necesaria, y para esto las autoridades actuales y las nuevas deben dejar a un lado sus diferencias, de haberlas, y buscar puntos de consenso en torno al manejo jurisdiccional desde la institución. Serán los funcionarios entrantes los que evalúen la gestión y establezcan las directrices para mantener lo que está bien o cambiar lo que merece ser mejorado.