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Se nos fue alfonso delgado
Se nos fue alfonso delgado
Por: Alfredo Saltos Guale

Sábado 06 Abril 2019 | 11:00

Tremendo golpe al corazón profundo de Manabí ha causado la noticia del fallecimiento del ejemplar ciudadano Alfonso Delgado González, miembro de un histórico grupo familiar, que dio lustre a la ciudad de Bahía de Caráquez, donde nació y se forjó desde su niñez y juventud con gran templanza y verticalidad que lo convirtieron en un incansable luchador por el bienestar de su pueblo, al que no cesó en defender con especial entrega desde las columnas de El Diario, donde en forma ininterrumpida durante más de dos décadas se expresó con toda frontalidad y entereza por la reivindicación de las más nobles causas.

La integridad e independencia de sus criterios le ganaron la preferencia de miles de lectores que devoraban sus artículos de los días miércoles de cada semana, con claridad y sin tapujos transmitía verdades que podrían ser incómodas para los gobernantes pero, manifestadas con versatilidad y dominio idiomático fácilmente asimilables, se convertían en verdaderos consejos para corregir errores, en beneficio del desarrollo local y provincial. Importantes radioemisoras recogían y transmitían a los más lejanos recintos la grandeza  de sus pensamientos.
Escribir para Alfonso Delgado era una maravillosa devoción, que nunca dejó de ejercer sino hasta días  antes de ingresar al quirófano, donde fue intervenido su agitado corazón, pero no logró superar las inclemencias de un largo postoperatorio que soportó con estoicismo que finalmente lo doblegó, siempre rodeado de sus amorosos hijos y solidarios  familiares. Unas semanas antes de acudir al llamado mortal de la cirugía escribió una sentida nota en que anticipaba su encuentro con el bisturí y se entregaba a la pericia del cirujano y a la fuerza de la oración, señalando que su alejamiento de la página editorial de El Diario era sólo momentánea y retornaría tan pronto se recuperase, pero los designios divinos se impusieron a su férrea voluntad y sus acongojados lectores lloran ahora su partida.
Tuve el privilegio de conocer y tratar a Alfonso Delgado, admiré sus dotes de insigne orador y acertado analista político, jamás abandonó su línea de pensamiento progresista, ni lo sedujo la dulzura del poder al que pudo acceder porque le sobraban merecimientos, su vida privada jamás fue deslucida con algún acto que ensombrezca su conducta. Recibí de él consejos profundos y prácticos y ante él me hice la promesa de seguir su senda, haciendo opinión crítica y orientadora apegada a la verdad como él la enseñó y practicó con tanto esmero. Con pesar Manabí ha perdido un preclaro cultor del periodismo nacional.
 
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