Manuel Holguín tiene 76 años, vive solo y pasa muchas horas del día sentando  afuera de su casa conversando con los vecinos.

A muchos los conoce desde que eran niños, a otros los ha visto llegar a vivir a la calle. Esa siempre ha sido su calle.

Hubo una época que esperaba que llegaran los tanqueros con el agua, pero ahora no los necesita.

Desde hace cuatro años tiene casa nueva. En el gobierno de Rafael Correa fue beneficiado con la construcción de otra vivienda en el mismo terreno donde tenía su casa, que entonces se caída a pedazos debido a la antigüedad.

Esta calle de Montecristi, ubicada en la parroquia urbana Aníbal San Andrés, es una de las beneficiadas desde hace casi 15 meses con el funcionamiento de la planta potabilizadora del cantón. El agua no se entrega todos los días, pero sí unas tres y hasta cuatro veces por semana, que, dice Héctor Holguín, es suficiente para estar abastecidos y no necesitar de los tanqueros.

Mercedes Mantuano reconoce que tenía una deuda de casi 600 dólares por consumo de agua. Ese valor corresponde a 10 años, tiempo durante el cual, asegura, tuvo un servicio irregular.

Como el agua llegaba muy poco en su casa, decidieron no pagar. “Era más viento que agua” lo que recibían, dice.

Han firmado un convenio de pago por  esa deuda, porque si no lo hacían no iban a tener agua.

 

El ofrecimiento.  Los moradores de la calle fueron beneficiados por una agrupación política que llegó al sector a promocionarse en la campaña electoral. Como las luminarias de la cancha deportiva estaban casi todas apagadas, la agrupación prometió mejorar la  iluminación y lo cumplió. La condición era una sola: que votaran por todos sus candidatos en las elecciones del 24 de marzo. Dando y dando.