Por eso, en la comuna La Rinconada, ubicada al suroriente de Ibarra, abrió el denominado Museo Malta Wasi Art, en noviembre pasado. 

Su nombre rememora a las antiguas vasijas que terminan en punta, que eran utilizadas para fermentar la chicha de maíz, asegura Chuquín. Desarrolló este proyecto en los últimos dos años. La primera construcción que hizo es una cabaña en donde funciona un comedor, una cocina con un fogón de leña y una tienda, en donde se comercian las piezas de arcilla, detalla diario El Comercio. 

 

Materiales. Para su edificación se empleó adobe para levantar paredes y las columnas de madera de ciprés y pino. El zócalo fue construido con piedras del río y el techo está protegido con paja traída del páramo vecino conocido como Fuito Loma. 

Para cortar las fibras solicitaron permiso a las autoridades de La Rinconada, que es la encargada de preservar ese ecosistema que alimenta a las fuentes hídricas de esta parcialidad. 

Chuquín, quien diseñó y construyó el sitio, explica que prefirió utilizar materiales de la zona para darle un ambiente rústico y que conjugue con el entorno rural. 

Frente a la cabaña principal hay una pequeña estructura circular, similar a las antiguas chozas. En este sitio se implementó el taller de alfarería. 

En el centro de esta edificación hay una piedra plana a la que llaman hatun rumi (piedra grande) y sobre la que se amasa la tierra húmeda, que se transforma en artículos utilitarios.

El barro con el que se elaboran las casas y las vasijas proviene de las minas del antiguo sendero que conduce al cerro Gallo Rumi. 

En el taller hay estanterías de madera en las que se exhiben las vasijas recién creadas. Algunas están inspiradas en elementos como las tolas, que identificaron a los antiguos karankis  del 1250 al 1550 d.C.