Patricia Lavayen tiene claro que en “abril, aguas mil”. 

La frase, según ella, significa que durante este mes las lluvias son constantes y a veces torrenciales.

Esta situación preocupa a la madre de familia, quien reside en el sector Playa Grande, de la parroquia Nicolás Infante Díaz.

Patricia recuerda que el mayor de sus hijos, de 8 años, llegaba empapado y sucio  no solo por las lluvias, sino porque cerca de la escuela Arnulfo Chávez Miranda, donde estudiaba, la calle novena se convertía en una piscina.

Otra de las moradoras del sector y madre de familia que padece por la misma situación es Miryam Salazar. Ella sugiere a las autoridades de Educación que suspendan las clases cuando haya fuertes precipitaciones ya que afecten las zonas cercanas a las unidades educativas.

Otros sectores. En la parroquia rural La Esperanza, algunas madres confiesan que la situación de la escuela de educación básica Jacinto Aspiazu Peralta, durante el invierno, es crítica, pues el interior de ésta resulta afectado.

“La inundación de la escuela nos motiva a no mandar a los niños”, relató una madre de familia, quien prefirió no identificarse.

Distrito. Liliana Litardo, directora del distrito de Educación Quevedo-Mocache, manifestó que ninguna institución presenta daños en su infraestructura hasta ahora.

Sin embargo, admitió que en zonas cercanas a los centros educativos suele haber daños, pero que no son competencia del Ministerio de Educación.

“Todas las instituciones están aptas para el inicio del periodo escolar. Nosotros no podemos suspender clases por el invierno”, expuso Litardo, quien añadió que si hubiese suspensión de clases sería por orden del ministerio.