A Karen Baldeón siempre le han gustado los gatos. Si mal no recuerda, desde que tenía dos años de edad. Siempre se ha sentido atraída por los animales, más si son indefensos, más si los abandonan en la calle, como sucede con los 80 gatos que están en el monumento al Pescador en Tarqui. 

Ella es parte de la fundación “Regresa a mí”, que es un grupo que se dedica al cuidado de animales callejeros y que ahora trabaja en esa zona. 

Cuenta que los gatos empezaron a llegar allí luego del terremoto del 2016. 

En una ocasión contaron 115 gatos, pero ahora solo hay 80. Unos 20 se ahogaron en la inundación ocurrida el 7 de marzo, cuando se desbordó el río Manta. 

Karen trabaja con otras cuatro personas. Dice que todos los días les llevan comida y agua. Lo hacen con autogestión, pues no reciben apoyo de nadie. “Lo que es peor es que además nos llegan a dejar más gatos, generalmente en las noches. Los abandonan enfermos o heridos. La mayoría son recién nacidos y terminan muriendo”, expresa. 

Tanto Karen como sus amigos han construido una especie de pequeños hogares para los gatos. 

Usaron cajones de madera y plástico y armaron un hogar, parecido a las casas de las palomas. Allí descansan los gatos y se protegen de las lluvias. 

Karen dice que necesitan el apoyo de instituciones o empresas que les ayuden con alimentos. También requieren de veterinarios que colaboren con esterilizaciones. 

 

>Voluntaria. Fátima Triviño también es voluntaria en la fundación. Ella tiene dos gatos y dos perros en su casa. Dice que a veces  traen arroz con sardina y  croquetas para los gatos de Tarqui. 

Ella cree que es necesario que esta nueva administración municipal le ponga énfasis al rescate de animales en las calles, ya que a veces no están seguros, como sucede con los de Tarqui. “Hemos hallado algunos de estos animalitos muertos, envenenados, porque hay gente que no los quiere”, señala.