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Identidad
Las hábiles manos del pueblo azuayo

Los artesanos de la provincia del Azuay mantienen la tradición de moldear el barro.

Jueves 28 Marzo 2019 | 04:00

 Un laborioso Santiago López, nativo de Chordeleg, le da forma al barro en la exposición de orquídeas que concluye en el kilómetro 24,5 de la vía a la Costa, en las afueras de Guayaquil.

Sus años de experiencia hacen que en minutos obtenga tazas, ollas, portavelas, azucareras y demás utensilios que están a la venta en esta feria anual.
López es un artesano que muestra su destreza en el orquideario de la firma Ecuagenera.
 
Artesanos. Trabaja acompañado de su esposa Rosario Coello y de sus coterráneos azuayos Juan Carlos Rocano, de Burcay, Gualaceo, y quien es hábil en la confección de chalets, paños finos y bufandas, como también lo son Ligia Orellana, Carmen Pérez y Narcisa San Martín. Cada una opera el telar de cintura.
Ana Lucía Zhingri ofrece elegante bisutería de plata y muestra orgullosa un par de candongas, pendientes representativos de su natal Chordeleg.
En cambio, Elizabeth Medina llegó con sus helados de frutas, y Hugo Sola, con sus carros de madera, portabotellas y portamaceteros. 
“Esta es la réplica de un bus Ford que rodó en el país en los setenta”, menciona mostrando su creación.
 
Las decorativas. El alfarero cuencano Néstor Pacheco aprendió las técnicas ancestrales de este oficio de su abuelo y su padre. Pero dejó de elaborar piezas utilitarias como ollas y platos, y optó por la línea decorativa. 
Su motivación principal son las tradiciones, festividades y labores cotidianas de los pueblos aborígenes de los Andes. 
Por ello, sus principales creaciones son las figuras de indígenas (hombres y mujeres), pero con una particularidad: las manos son muy grandes. Pacheco, de 60 años, explica que optó por cambiar las proporciones y su significado depende del género. 
En el caso de las mujeres, representa su capacidad para proteger y amar. 
Las manos grandes en los hombres representan la capacidad y fortaleza para trabajar, señala Pacheco, quien en 1978 aprendió sobre decoración, matricería, modelado y porcelana, con una misión de expertos chinos que llegó al Ecuador. 
Pacheco elabora figuras de músicos andinos y danzantes. Lucen sus tradicionales sombreros, ponchos y polleras o zamarros. 
Son decorados con instrumentos musicales como rondadores, flautas, tambores y guitarras, entre otros. Las figuras representan a los cañaris, saraguros, otavalos, cayambes y otras etnias. 
También tiene el cholo y la chola cuencanos, y un diablo huma con dos caras (al frente y posterior) para observar todos los detalles de las celebraciones o rituales. 
Entre sus obras hay máscaras de diablos, animales, el chuza longo y más personajes tradicionales. Además, animales como los colibríes. Las creaciones más económicas valen USD 7, y los murales con motivos indigenistas, hasta USD 3.000. Las figuras de personas cuestan USD 200.
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