Llegó con su esposa, sus hijos, su carreta y los productos naturales con los que prepara los emolientes.

Este peruano nacido en la amazonía de su país es el único en Jaramijó que elabora estas bebidas, en las que utiliza sábila, pero no cualquier sábila, sino la que se siembra en la Sierra, porque la de la Costa es salobre, dice.

Su carreta está ubicada en la avenida Alajuela, pasando la cuadra, frente a la iglesia católica Señor de los Milagros. Este templo se destruyó con el terremoto de abril del 2016, y para levantarlo se necesitaron 250 mil dólares. El sábado 16 de julio del 2017 se colocó la primera piedra de la reconstrucción del templo. Había un letrero que decía: “Aquí se construirá el santuario del Señor de los Milagros”. A finales del año pasado se terminaron los trabajos.

El miércoles, una imagen del Cristo del Consuelo fue traída desde Guayaquil y estaba en el altar de la iglesia. Amparo Pineda viajaba con el grupo de católicos que llegaron con esta imagen. Afuera de la iglesia vendía palo santo, sahumerio y rosarios.

 

> Nada es igual. Jesús Franco desde hace 15 años tiene una carnicería en esta avenida, y dice que los negocios desde el terremoto disminuyeron sus ventas en ese sector, y algunos no se han recuperado. 

Cree que aquello pasa porque varios locales abrieron en otros lugares de Jaramijó y los clientes prefieren  compran allá.

En el local de Jesús por estos días el tema de conversación gira alrededor de las elecciones políticas de mañana, especialmente quién será el nuevo alcalde de Jaramijó.

Pero él hace un alto para quejarse de la avenida Alajuela, que es considerada como una de las que tienen mayor circulación vehicular en el cantón.

Jesús dice que en algunos tramos ya no existe alumbrado público. Esa es una promesa de los candidatos que han llegado a la avenida. Llegan con la luz de las promesas.