Kepler Zambrano narra que aquella noche se había reunido con un amigo de la universidad para estudiar, pues al día siguiente debían rendir un examen “bastante difícil”.

Indicó que una vez que terminaron de repasar sus apuntes, decidieron ir a un baile popular en Santa Ana. Él es oriundo de Lodana.

“Mi amigo se había comprado una moto especial, una horrenda moto en aquella época”, dice Kepler, agregando que ambos no eran profesionales manejando.

Desde aquel suceso han pasado 25 años y Kepler lo recuerda aún claramente.

“Había trago que daba miedo”, comenta. 

Con ‘unas copas de más’ decidieron viajar desde Santa Ana hasta la parroquia Colón de Portoviejo en la moto, el objetivo era visitar a la novia de Kepler. 

Ambos no sabían que aquella decisión casi les costaría la vida.

A altas horas de la noche Kepler y su amigo corrían a más no poder, la potencia que tenía aquella motocicleta era la envidia de muchos. Sin embargo, llegando a Estancia Vieja, en Portoviejo, el destino de ambos cambió.

En plena carretera estaba un caballo que no les dio tiempo a frenar.

Kepler aún recuerda este suceso con claridad: la motocicleta impactó contra el animal partiéndolo en dos, cual rebanada de pan que se corta con el cuchillo. 

El impacto hizo que Kepler y su amigo salieran volando, quedando tendidos en el piso hasta que alguien se acercara a ayudarles.

La tragedia hizo que Kepler pasara ocho días en coma, mientras que su amigo, quien llevó la peor parte, pasó seis meses inconsciente. 

Él cuenta que producto de un golpe en el hígado se le hizo un hematoma, que con los años fue eliminado gracias al tratamiento al que estuvo sometido.

Ahora lleva una vida normal, aunque en ciertas partes del cuerpo las cicatrices muestran lo ocurrido aquella noche de copas.