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Intercultural
La herencia de cesárea

“Este trabajo es la identidad de esta comuna y de todo el pueblo, esto es lo que queda”, decía sobre su trabajo.

Viernes 22 Marzo 2019 | 11:00

Era Cesárea América Orrala Suárez en una entrevista con diario El Universo en agosto del 2014.

Tenía 84 años y era la portada emblema de uno de los saberes ancestrales de su tierra, la comuna El Morrillo, en la provincia de Santa Elena. 
De niña aprendió a elaborar vasijas y ollas de barro de forma artesanal y con la técnica de sus ancestros. 
Antecedente. El oficio lo heredó de sus abuelos y padres, y era la encargada de impartir estos conocimientos a jóvenes y mujeres de Santa Elena y Guayas. 
Su técnica también la aprendieron sus hijos y nietos, quienes son ahora –y tras su fallecimiento– los encargados de continuar con su legado, además de las decenas de personas que participaron en sus talleres y que conocieron los detalles y el arte manual de fabricar las vasijas y ollas de barro como lo hacían sus ancestros.
Cesárea América Orrala Suárez dejó de existir el pasado 1 de marzo. 
resaltan la importancia de su legado. Su hija, Inocenta Suárez, cuenta que le dio un infarto. Ese día ella había salido a su finca bien temprano, y eran ya las 17h00 y no regresaba. 
Sus familiares la fueron a buscar y la encontraron tirada en el piso, ya sin vida, recuerda la mujer.
Su sepelio fue el 3 de marzo. 
Entidades estatales y privadas lamentaron su deceso y resaltaron la importancia del legado de la octogenaria, que fue maestra alfarera y agricultora en su natal El Morrillo.
Una de las entidades que resaltaron su labor y legado fue el Ministerio de Cultura y Patrimonio, que en su página de internet destaca su aporte, pues fue custodia de los saberes ancestrales de la cultura Manteño-Huancavilca, cita.
“América, que se dedicó a tiempo completo a la alfarería, capacitó en su taller demostrativo a mujeres, niños y niñas de la comunidad en esta técnica tradicional, oficio que la convirtió en una líder de su pueblo. 
Fue una de las últimas mujeres dedicadas a la confección de vasijas de barro con técnicas tradicionales”, publica el Ministerio de Cultura y Patrimonio.
En el 2013, esta alfarera fue la ganadora del Concurso Nacional de Portadores de Saberes Tradicionales. Eso la llenó de orgullo, pues quería que la herencia de sus abuelos no se perdiera, dijo al diario El Universo.
Su abuela Dolores Figueroa le enseñó primero la técnica a su madre, Agripina.
“Yo desde pequeña sabía, porque uno era curioso y me gustaba estar viendo. A los 8 ya hacía las vasijas, las ollas”, recordaba  en la entrevista de agosto del 2014 con El Universo. 
Ahí destacaba el material que empleaba, que era 100 % de la tierra. 
“Nosotros nos íbamos en burro a Baños de San Vicente y a Rioverde para sacar la tierra; ahora fletamos camionetas, pero antes era así: salíamos a las cuatro de la mañana con más de cinco personas a sacar la tierra en sacos. Ahora esa tierra ya está escasa”, contaba. 
Parte de sus utensilios de trabajo eran piedras que tomaba de la playa. “Unas son para dar formas, otras para sacar el brillo”, decía.
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