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OFICIOS
“Mientras haya más muertitos, mejor”

Efraín Nieto tiene 63 años, 50 de los cuales los ha pasado metido en el cementerio, pero no llorando a sus seres queridos.

Domingo 17 Marzo 2019 | 11:00

 Sentado en un banco de cemento, dentro del panteón, cada que un funeral se desplaza ante sus ojos, sus manos arrugadas y callosas se le activan. Es probable que quieran sus servicios, de los cuales presume porque “esto, oiga, no cualquiera lo hace”.

Se trata de las exhumaciones y de las inhumaciones, especialmente las primeras, cuando debe entrar en contacto con los restos cadavéricos de aquellos que se adelantaron en la partida y para los cuales sus familiares quieren un traslado a un mejor sitio.
“Este trabajo lo aprendí de mi padre, Simón Nieto, quien fue uno de los primeros en realizarlos aquí, él fue quien me trajo”, recuerda don Efraín.
En aquel entonces el cementerio daba descanso eterno a unos pocos cuerpos y casi no había bóvedas, solo cruces de madera y unas cuantas de cemento. Había muchos árboles pero, asimismo, la zona era de alta peligrosidad.
Por atrás del cementerio corría un canal en el cual los chicos solían bañarse y los mayores pescar algo para la comida del día.
A su lado se encuentra otro obrero, Carlos Ibarra, quien también, combo en mano, aguarda la llegada de algún cliente.
“A mí me trajo Byron Zambrano, cuando era administrador, hace como 30 años”, cuenta el hombre, quien precisa que el tiempo está malo y casi no llegan a solicitar sus servicios. “Por una exhumación se cobran 50 dólares y por una inhumación o entierro 30. Para el primer trabajo se requiere que el muertito tenga ya 4 años como mínimo”, indica Carlos.
Para realizar su trabajo, ambos obreros -que no tienen ninguna relación de dependencia con el municipio, pues son trabajadores particulares- se ponen un uniforme especial, guantes y mascarillas “porque uno no sabe qué bicho o bacteria se le puede pegar”. Luego de hacer el trabajo, se limpian con alcohol todo el cuerpo.
Ambos coinciden en que, ante el tiempo malo, hay algo que les da esperanza y son los trabajos de reconstrucción que se harán en las bóvedas afectadas por el terremoto. “Mientras haya más muertitos, mejor”, dice Efraín.
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