Este deseo se combina perfectamente con técnicas culinarias propias del montuvio manabita, pues muchos ven en la venta de comida tradicional una forma de fortalecer la identidad cultural y de salir adelante.

Un legado familiar. Ese es el caso de Wilmer Basurto (44), quien trabaja en Puerto Loor del cantón Rocafuerte.

En las afueras de la iglesia de la comunidad Puerto Loor ofrece dos productos muy apetecidos por quienes transitan por el lugar.

A pie, en bicicleta o en carro, llegan hasta el negocio de Wilmer decenas de personas para consumir camotes asados o panes de almidón.

Ambos productos, aunque no tienen tanta elaboración como una deliciosa tonga o un tradicional corviche, son parte de la carta del montuvio manabita, pues en una casa de campo nunca faltan en el desayuno o en las últimas horas de la tarde los productos cosechados en la tierra, como el camote y la yuca, de donde se obtiene el almidón para los panes que se rellenan de queso elaborado de manera artesanal.

Generalmente para asar camotes y panes de almidón se usan hornos de leña o carbón, sin embargo don Wilmer ha adaptado su negocio para que sea más cómodo el traslado de éste. 

Él usa un horno a gas en el que mantiene calientes los productos que ofrece a sus clientes. 

La masa de los panes la lleva preparada desde su casa, y en Puerto Loor sólo los coloca al horno.

Los camotes los sirve con su cáscara, así no pierden el sabor. Tardan dos horas en estar listos, mientras que los panes de almidón sólo toman 15 minutos. 

El comerciante no descarta ampliar su negocio e incluir otros productos, como plátanos maduros y yucas.