Este singular personaje, que sería un icono de la historia reciente de Calceta, tuvo el acierto de emprender como negocio el de alquilar bicicletas a chicos y grandes, que salían a pasear, por las calles de Calceta, especialmente después de la misa dominical, sin ningún peligro.

Jamás se le extravió una bicicleta, el que la llevaba pedía el tiempo para salir que El Socio lo anotaba en su cuaderno, y regresaba con toda seriedad y honestidad a devolver el pequeño vehículo, de hombre o de mujer pues se diferenciaban por la estructura de su cuadrante, eran los tiempos en que los chicos eran chicos y las chicas, eran chicas.

Hoy que vemos rendir homenaje al que ofrece un puesto político, o al patrón que lo mantiene en el cargo, es saludable recoger las buenas prácticas de decencia, de moral, que practicó Ciro Eloy El Socio, y ponderar su espíritu de ciudadano, de emprendedor sencillo, siempre alegre, con su gran creatividad para recrear los muñecos que se quemaban como años viejos, una vida dedicada a su familia y su trabajo, queda en su familia como grato recuerdo las amistades que sembró y cosechó Don Ciro Eloy Mendoza Saltos, para ser siempre recordado como lo que fue, un ciudadano honesto y solidario. Paz en su tumba amigo de todos.