Aunque tiene el nombre de un ex presidente de la República, la ciudadela está lejos de haber sido atendida como se merece.
Tiene algo menos de 10 años de creada -fue una invasión- y una de sus características son los árboles de mango, de cuyas ramas cuelgan coloridos frutos debido a la época.
Zuleyka Macías habita allí desde que se formó y la única queja que tiene es que la calle permanezca en estado natural, sin que le pongan mucha atención quienes deberían hacerlo.
“Como se ve, esto en invierno de llena de agua, se hacen pozos y el lodo abunda, lo cual crea problemas a todos”, asegura Macías, quien también destaca la buena vecindad que hay entre todos, “los del lado de allá y los del lado de acá”. Cuando habla del otro lado se refiere a quienes viven después de una pequeña loma o montículo, la cual en verdad es una calle de la ciudadela.
Otra de las características que distingue a la ciudadela es una pequeña gruta que resultó indemne luego del atroz terremoto del 16 de abril del 2016.
“Allí se hacen los rezos a la Virgen en el mes de mayo y las novenas al Niño para Fin de Año y Navidad”, contó Zuleyka, quien agregó que esta se hizo con la colaboración de los vecinos y fieles católicos.