¿Pero qué ha sucedido históricamente?  

Después de proclamados los resultados y conocido los ganadores, se instalan en el poder y se da inicio, generalmente, a lo que un pensador argentino llamó el “disfrute del poder”, es decir, a gozar y saborear lo que brinda la posición alcanzada y no piensan o se olvidan deliberadamente que están allí para servir a sus electores y para aplicar un programa que conduzca a elevar el nivel de vida de la población.  

Por ese relegar y desatención es que arranca y en ocasiones casi el día después de las elecciones, un proceso de  decepción y frustración que al principio nos abraza y después, con el lado del tiempo, nos aprieta. Y así se incuba el hastío y el fastidio a la clase política.   

Entonces y con la esperanza en nuestra mochila, en marzo tendremos otra oportunidad. Aspiro sinceramente a que nuestros desengaños y desilusiones de décadas nos sirvan para algo y hayamos aprendido de ellos. Sabemos ahora, como nunca antes, lo que necesita la provincia y cada uno de nuestros cantones. Los políticos deben entender que el progreso no se hace con discursos - repetidos hasta el cansancio y en la mayoría de veces vacíos de contenido -  sino  con recursos. Por supuesto que hay que emplearlos bien pero hay que lograrlos  para generar más recursos, lo que lleva a empleo. Esta es la tarea. 

Si Manabí produce camarones -hoy es el primer producto de exportación no petrolero- la misión del gobernante provincial, por ejemplo, es apoyar a ultranza a ese productor no solo porque su actividad genera dólares para la economía provincial, sino también porque ofrece trabajo a la población. De igual manera con el agricultor, con el ganadero, el industrial. Después de todo, producen riqueza y empleo. 

El Gobierno Provincial de Tungurahua, por ejemplo, ha auspiciado muy activamente los sectores metal mecánico, calzado, textil y turismo. La provincia, ahora, es un motor económico del país.  Ya ensamblan hasta vehículos. Y lo importante es que con lo que producen, llevan dólares a su provincia. Manabí necesita eso: impulsar los sectores en los que podemos ser  líderes.  Por tanto, en marzo estamos obligados a elegir autoridades que piensen que solo produciendo más y mejor se mejora el nivel de vida de la gente y, claro, tener como inamovible política, no tolerar que se escapen dólares de la provincia. En el mediano plazo es muy perjudicial para el empleo de nuestra gente.