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Tonio iturralde cevallos
Vigoroso gigante

Para muchas personas puede resultar extemporáneo escribir sobre el Dr. Gabriel García Moreno, pero considero de justicia aludir en cualquier momento del destino a tan representativo y controversial expresidente del Ecuador para ubicarlo como ejemplo en el presente.

Martes 11 Diciembre 2018 | 11:00

En este artículo no hablaremos de sus obras colosales, sino de la grandeza espiritual que brilló en él en su segundo período presidencial, donde todo fue paz, trabajo, progreso y llevó una auténtica vida cristiana, condiciones básicas para que el pueblo le llamara Don Gabriel.
El hombre terrible desaparece, su existencia fue de renunciamiento, obediencia y penitencia; su humildad cristiana le permite recibir las injurias con resignación y se desprecia a sí mismo; su amor a Dios supera su condición de presidente, de capitán de ejércitos, de regenerador y sabio, visita hospitales, cárceles, come con leprosos y en procesiones carga la cruz de Cristo por las calles de Quito ante un pueblo lleno de lágrimas.
Para algunos tratadistas en este personaje más pesan las virtudes que las fallas; reconocen sus obras, genio y figura, el francés Luis Beuillot sostiene que García Moreno fue “un hombre de Cristo en la vida pública”, pertenece a la línea de San Agustín y de San Ignacio de Loyola. Después de su muerte todo el mundo cristiano lloró, la opinión extranjera alaba la admirable obra pública y en Francia el padre Berthe escribe un libro alusivo a García Moreno, el que fue reproducido en España, Alemania y Brasil; los Papas Pío IX y León XIII se refieren a este compatriota con frases solo utilizadas para los mártires de la fe; también nace la leyenda sin oponernos a la verdad, los quiteños le llaman santo, le atribuyen varios milagros, estudiosos manifiestan que el verdadero patrono del colegio San Gabriel de Quito es Gabriel García Moreno. 
Finalmente exalto la proclama del Congreso Ecuatoriano del 16 de agosto de 1875, donde le llama “vigoroso gigante” y reconoce entre sus grandes virtudes su amor infinito a Dios y su vehemente defensa a la honradez y a la moral. Valores que deben de ser emulados por los políticos ecuatorianos, ya que los gobiernos sucesores han demostrado desconocerlos por completo, causándole graves daños a la patria donde la corrupción ha sido la primera carta de presentación.
Dignificante sería para los hacedores de la política nacional que sigan el ejemplo intachable e incorruptible de García Moreno y puedan vivir honradamente en la historia ecuatoriana.
 
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