Desde hace días la presencia de feligreses es notoria en el camerino de la Virgen. Allí los devotos rezan, se persignan, dan serenatas y agradecen por favores recibidos.

Freddy Pincay tiene 24 años y aseguró que mantiene su fe por la Virgen desde pequeño.

Relató que siempre ha caminado desde Manta (junto a su familia) hasta la iglesia de Montecristi.

Freddy recordó que hace cuatro años estuvo en una silla de ruedas producto de un accidente, pero eso no fue impedimento para que acudiera a verla.

“Ese año salí en la silla de ruedas a la 01h00 desde mi casa en Santa Marianita hasta la iglesia para agradecerle a la Virgen de Monserrate por estar vivo”, dijo Freddy. 

Mencionó que esto fue un gesto de agradecimiento por los milagros que la Virgen ha derramado en su familia.

Milagros. Freddy señaló que hace nueve años la Virgen le concedió el primer milagro. 

A su padre le detectaron un tumor maligno en la cabeza, producto de esto sufrió un infarto y murió por unos minutos.

Los médicos le dijeron a su familia que ya no había nada que hacer y que el cuerpo sería trasladado a la morgue de Manta.

Pero Freddy aseguró que las plegarias a la Virgen dieron resultado, pues su padre despertó y el tumor había desaparecido. 

“Fue algo de no creer”, dijo Freddy.

El segundo milagro que recibió fue cuando nació su sobrino.

En el quirófano, su hermana tuvo una hemorragia que la dejó seis meses en coma. En ese lapso Freddy rezó día y noche por su salud, hasta que terminó despertando.

El tercer milagro recibido fue recuperarse por completo luego del accidente. 

Más historias. Ramón Sabando es otro de los devotos de la Virgen de Monserrate.

En estos días llegó a Montecristi desde El Junco de Tosagua junto a su familia.

Ramón tiene 80 años de edad y por su estado de salud no caminó desde Tosagua.

“Sólo caminé varios tramos en Portoviejo y en otros me subía al carro de mi hijo”, dijo Ramón.

Hace cinco años sufrió un derrame facial y ahora le pide a la Virgen que lo ayude a recuperarse por completo para seguir visitándola.

Pilar Zavala también acudió al santuario de la Virgen en estos días. Ella es oriunda de El Empalme, provincia de Guayas, y pese a que está en silla de ruedas, su fe es más grande que la enfermedad.  

Así como ellos, muchos devotos acuden a diario hasta la iglesia, ya sea de día o de noche.

Durante la próxima semana se prevé que la llegada de feligreses aumente, pues la celebración terminará el 21 de noviembre con una procesión multitudinaria. Según versiones de los comerciantes que están en la feria de la Virgen, las ventas han ido ganando fuerza con la llegada de los devotos. Allí se expenden dulces, ropa, artesanías y otros materiales.