Lo más insólito, dice ella, es que uno de los afamados galenos que hacía esos “milagros” era un ecuatoriano, oriundo de Manabí, precisamente nacido en la parroquia San Plácido, una coincidencia inverosímil que jamás espero, pero que le dio más esperanzas.

Aquel médico es Javier Pérez Vélez, de apellidos tan manabas como la salprieta, y que es uno de los más reconocidos cirujanos del país  ibérico, máster en donación y trasplante de órganos, células y tejidos e integrante del Equipo de Trasplante pulmonar del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona-España, que cada año hace trasplantes en más de 80 casos y en donde incluso ya operan con robot. En España el doctor Pérez es considerado una eminencia. Ahora Sandy disfruta de buena salud con sus dos pulmones nuevos.

 

De película. En realidad la historia de Javier Pérez parece salida de un libreto de Hollywood. 

Nació en San Plácido de Portoviejo y luego se fue  a Manta, en donde estudió en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. Nunca se conformó con hacer lo normal, lo necesario, siempre intentó dar un poco más y en 1994 fue el mejor egresado de Medicina de la primera promoción de médicos en Manabí.

Fue residente de Cirugía en el Hospital Rodríguez Zambrano hasta 1997.

En ese mismo año aplicó a una beca del Gobierno español para la Universidad Autónoma de Barcelona y entre 1999 y 2004 realizó la especialidad de cirugía torácica.

Con mucho esfuerzo y dedicación logró ser doctor por dicha universidad y con la máxima calificación, luego fue máster y realizó una pasantía en cirugía videotoracoscópica en el Hospital Mount Sinai de New York-USA. 

Sus ganas de aprender no cesan y este año se formó en Cirugía Robótica en  Francia. Desde el año 2010 se desempeña como cirujano torácico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

Los logros de este médico en España son muchos, sin embargo sus sentimientos afloran cuando se acuerda de Liga de Portoviejo, del encebollado o de los mangos frescos.

Ama al equipo universitario, incluso jugó allí las juveniles y se acuerda bien de los profesores Velásquez y Paucar, en la época de Grimaldi como entrenador.

Sus buenas actuaciones en el fútbol causaron el interés de Emelec y de Barcelona durante un campeonato entre universidades en Guayaquil, él ya estaba en quinto año de Medicina y jugaba por la selección de la ULEAM; no obstante, dejó el fútbol por su otra pasión: la Medicina. Ahora quiere volver al fútbol y sueña con algún momento, ser dirigente de “La Capira”. 

Cuando le preguntan cuándo quiere volver no duda en decir lo antes posible, pues quisiera transmitir sus conocimientos en el nuevo Hospital de Especialidades de Portoviejo, solo es cuestión de ponerse de acuerdo, señala el médico.