La existencia de Auro Valentín Macías Mero, de 33 años de edad, se estaba apagando.

“Todo fue rápido”, dijo la menor, quien advirtió que fue al lugar de los hechos en la esquina de las calles 12 de Octubre y Portoviejo,  en El Cady de la parroquia Colón, tras oír desde su casa las detonaciones originadas por un arma de fuego.

“Cuando iba caminando me dijeron apúrese, que fue a su tío que lo lastimaron”, citó la adolescente.

 

Agredido. Amigos de Auro Macías informaron a la Policía que la víctima desde tempranas horas acudió a una fiesta que se cumplió en la parroquia Colón, donde departió sanamente.

Después de la medianoche, según la fuente, se suscitó un percance con otros fiesteros, así que Macías se retiró del lugar para evitar más problemas.

Rosa, una de las hermanas del occiso, dijo desconocer los motivos que tuvieron las personas para terminar con su vida. 

Comentó que luego de estar en el baile, se fue a pocos metros de su casa, a una ramada donde solía encontrarse con sus amistades. Hasta donde conoce, estaba sentado, cuando arribó un extraño y atentó contra su humanidad.

Ella, en cambio, no oyó el ruido provocado por los disparos, pero fue hasta  el lugar para conocer lo que estaba sucediendo y, en efecto, se encontró con su hermano, cuyo cuerpo se palpaba frío.

 

Ayuda. Tras el atentado, precisó Rosa, los vecinos esperaron un momento por ayuda, pero como no arribó ninguna ambulancia optaron por trasladar al baleado al hospital Verdi Cevallos Balda, donde los médicos comprobaron su muerte. 

Luego, cuando trascendió la información, al lugar del atentado arribaron agentes policiales para recabar información. Los peritos policiales descubrieron nueve casquillos de arma de fuego calibre 9 milímetros. Auro Macías tenía heridas en varias partes de su cuerpo, de acuerdo al parte policial relacionado al levantamiento del cadáver. Los restos fueron llevados al centro forense de Manta, para la autopsia de ley.