Actualizado hace: 940 días 17 horas 18 minutos
OSWALDO VALAREZO CELY*
Derroche en la biofábrica

Domingo 21 Octubre 2018 | 05:00

Como biofábrica se identifica a otro proyecto heredado del gobierno anterior en camino a convertirse en nuevo elefante blanco, está cobijado bajo el pomposo membrete de “Implementación del centro de producción de bioinsumos para la agricultura a base de microorganismos benéficos”.

Esta propuesta de la estatal cubana LABIOFAM fue acogida por el gobierno de Correa pese al informe técnico desfavorable de investigadores del INIAP, evidenciando su “filantropía” con el régimen de Cuba. Esta misma empresa antes ya fue cuestionada por vendernos en 65 millones de dólares un larvicida de dudoso efecto contra el transmisor del dengue.
Para la biofábrica recibió 58 millones de dólares, casi 47 fueron para la obra civil y los once restantes para procesos de difusión. investigación y producción de dichos organismos (?).Esta construcción está localizada en Mocache, en un predio de casi ocho hectáreas cedido por el INIAP en el centro de investigación que allí funciona. Comenzaron mal, haciendo gastos inútiles para edificarla en el lugar asignado originalmente, pues por aparente exigencia de los cubanos se cambió al actual sitio. 
El objetivo principal, desconocido en Manabí y seguramente en el resto del país, fue multiplicar microorganismos biocontroladores de plagas agrícolas para sustituir el uso e importación de agroquímicos.
Estamos a tres meses de la terminación del proyecto iniciado en el 2013 y no se conocen resultados tangibles ni satisfactorios. Por el contrario, informes confidenciales de pruebas preliminares demuestran que las cepas de los microorganismos introducidos de Cuba no han respondido a las expectativas y/o controles de calidad. Según el exministro Rubén Flores, el proyecto está detenido e intervenido por Contraloría para establecer lo que sería otro derroche de nuestros petrodólares, dinero que debió invertirse en investigación agropecuaria particularmente en el INIAP, al que dejaron en terapia intensiva.
Se burlaron de un millón doscientos mil pequeños productores, a quienes membretaron como beneficiarios para justificar el proyecto. No se entiende cómo los cicateros de Senplades lo avalaron sin tener información previa y necesaria de estudios de mercado para asegurar su viabilidad y sostenibilidad. Si fuese rentable este negocio, con seguridad el sector privado ya lo hubiera tomado. La única empresa dedicada a producir biorreguladores en agricultura que hubo antes fue Biocontrol del Ecuador (BIOESA) establecida en Quevedo, pero que dejó de funcionar definitivamente en 1997 debido a la escasa demanda. 
Concordamos con los nobles propósitos proyectados, pero usados sólo como carnada para captar los recursos. Cuestionamos haberse feriado una fortuna en galpones semiabandonados, tomarse el nombre de los agricultores y manosear aspectos ecológicos. Queda esperar los informes de fiscalización para establecer responsables y la obligación del ministro de Agricultura Xavier Lazo para poner la casa en orden.
 
*Investigador categorizado Senescyt
 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias