Desde aquel fatídico 16 de abril del 2016, el cantón se ha levantado parcialmente. El esfuerzo y el trabajo de sus habitantes han contribuido en gran medida a la recuperación, a pesar de que persisten problemas cuya solución está en lista de espera.

Se han dado hitos importantes como la construcción del nuevo mercado de la parroquia Calderón y la contratación del centro de abastos para Portoviejo. La construcción de los parques La Rotonda y Las Vegas, y la regeneración de las calles del centro histórico de la ciudad, son muestras de modernidad, pero tendrán sentido si existe un impulso a la actividad comercial.

Es inaceptable que a dos años y medio del sismo todavía no existan definiciones de obras importantes y que son de interés ciudadano, como las del centro comercial y del palacio municipal. Un terreno cercado con malla y un edificio cuya fachada muestra las huellas del desastre son la representación real de ello.

Tampoco se ha concretado una solución para los comerciantes, pese a que se anunció la construcción de dos grandes espacios para acoger al sector autónomo.

La falta de crédito continúa agobiando de manera especial a pequeños y medianos productores que perdieron sus capitales de trabajo y, por tanto, se quedaron sin garantías.

Todavía hay mucho por hacer por la reactivación cantonal. Que la celebración de los 198 años de independencia de Portoviejo sirva para renovar los compromisos y dar nuevos pasos para su ejecución.