Algunos lo llaman hacer un “chongo tour”.

Participan hombres de toda condición social y se realiza en grupo.

Carlos Cedeño, guardia de seguridad, es un fanático de estos “tours”.

Él señala que por unas horas se convierten en una especie de jurado que decide quiénes son las mujeres más hermosas.

Esa información luego la transmiten a otros compañeros, familiares y amigos, para que en caso de estar buscando diversión no pierdan la posibilidad de ir donde están las mejores.

Las chicas llegan a trabajar los lunes a los night clubs y se quedan allí hasta el siguiente sábado.

Dice que la búsqueda es rigurosa, en su caso le gustan las rubias que parecen reinas de ciudades.

En estos lugares, asegura Cedeño, hay para todos los gustos. 

“La mayoría son naturales, muy pocas se tunean (someterse a cirugías)”, menciona encantado.

Recorrido. Joel Villegas, otro de los “turistas”, indica que el periplo con sus amigos inicia a las 11h00.

Lo hacen desde Santa Ana, donde hay dos centros de tolerancia, luego llegan a la parroquia Colón, donde están otros dos locales.

De allí se van a Montecristi y luego a la vía Jaramijó-Rocafuerte, donde hay tres locales más.

Terminan en un complejo de centros de tolerancia que existe en el cantón Rocafuerte.

En todo ese periplo observan a unas cien trabajadoras.

Otros “tours” incluyen Calderón, Las Chacras o Mejía de Portoviejo.

Los clientes de este recorrido de placer están hasta una hora por local.

Allí enfrentan el calor con cervezas bien frías y escuchan rockolas, vallenatos y más ritmos.

Ellos observan todas las cualidades, hasta la forma de tratar al cliente.

Luego dan “diagnósticos” al resto, por medio de grupos de WhatsApp o cualquier otra forma.

“Esa es la mejor”, aseguran, y así se van intercambiando información.

En definitiva, la información fluye a cargo de estos voluntariosos “detectives criollos”.

Moisés Mendoza señala que cuando su esposa lo abandonó para irse con un policía, se dedicó a beber hasta perder incluso el trabajo.

Él encontró en “La ruta de los prostíbulos” una actividad para curarse las heridas. 

Menciona que definitivamente es una terapia grupal que le permite conocer a muchas mujeres y divertirse con sus amigos.

Cuenta que hay ocasiones en que fletan un taxi para el “chongo tour”, como él lo llama, que los carga de local en local.

En otras se van todos en moto, pero destaca que en ese segundo plan no pueden beber.

En Manabí tienen permiso de funcionamiento 91 prostíbulos.

El Carmen, con trece; Sucre, con once locales; y Portoviejo, con ocho, son los cantones con más centros de tolerancia en la provincia.

En Ecuador hay 55 mil trabajadoras sexuales. El 81 por ciento de ellas son madres.

El 79 por ciento de las prostitutas tiene entre 21 y 40 años de edad.

Además de ecuatorianas, en los prostíbulos laboran venezolanas, colombianas y peruanas.