Actualizado hace: 941 días 11 minutos
Portoviejo
Rezaron para que no reviviera

Si algo recuerda Alberto M. como guardia en el cementerio general, es la polémica que se armó por un cadáver maltratado.

Domingo 16 Septiembre 2018 | 11:00

 Hace varios años que se dio el inusual hecho, y cada vez que el celador lo recuerda, no le queda más que sonreír y desear que a él jamás le pase lo mismo.

En esos tiempos, todos los muertos iban a parar a la morgue del cementerio general de Portoviejo, donde les practicaban la autopsia. 
Luego del reconocimiento, la familia procedía a retirarlo y darle cristiana sepultura.
Acceso. Eran las 01h00 de un viernes. La memoria le falla a Alberto, quien habitaba cerca al camposanto  y cada vez que pasaba una tragedia, dejaba la comodidad de su hogar para acudir a la morgue y recibir los cuerpos, mientras decenas de personas desfilaban por el lugar para tratar de reconocer al occiso.
Esa madrugada, dijo, desde uno de los moteles de la vía a Manta arribó el cuerpo de un taxista de entre 40 y 45 años de edad. Fue llevado por agentes policiales luego de la emergencia, sin embargo, cuando arribaron no encontraron a ningún acompañante.
El cuerpo quedó en la cama tal y como llegó al mundo, siendo acompañado por una sonrisa picaresca.
El taxi quedó en el estacionamiento del hospedaje de carretera.
Fuga. Los administradores del motel, al notar que una mujer salió corriendo hacia la carretera y desapareció en un taxi, acudieron hacia el espacio alquilado y se encontraron con el cuerpo inerte.
Entonces llamaron a los bomberos y estos a la vez a la Policía para que procedieran con el levantamiento. El cuerpo, luego de los trámites de rigor, fue llevado hasta la morgue del cementerio general. 
El suceso trascendió por las radios locales y hasta el sitio fueron decenas de personas para mirar el occiso e identificarlo. Una vez que se supo de qué cooperativa, entonces arribaron los familiares.
Golpeado. Los hijos fueron los primeros en llegar, luego la esposa. 
Al parecer alguien vio que el taxista movió una de sus piernas, así que lo llevaron al hospital. Cuando la viuda preguntó el motivo de la muerte, entonces le cayó a golpes al cuerpo y en el trayecto al hospital hubo varios que rezaron para que no reviviera, ya que la mujer herida seguro lo remataba. 
“Esas eran las reuniones de la cooperativa”, dijo la viuda.
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