Sería injusto meter a la vieja partidocracia en el mismo saco, pero vale la pena recordar como se maneja el político tradicionalista en nuestro medio.

Antes de finalizar el año serán el centro de atención de las parroquias urbanas y rurales, los observarán caminando como ciudadanos comunes, protagonizando discursos esperanzadores y lo más “sorprendente” abrazándose  con los votantes, alzando los brazos y montando una campaña “espejo” pensando seguramente que esa estrategia les permitirá llegar a donde alguna vez llegaron y que lamentablemente no hicieron lo que a miles de ciudadanos exigían: servicios básicos, obras y transparencia en sus funciones. 

Sin dirigir mi comentario a ningún político en especial, es oportuno analizar el retorno de estos llamados políticos vivientes, aquellos que utilizan sus chequeras para tratar de llegar a la conciencia del pueblo más frágil y que aún no revisa la historia del retroceso en el que estuvo Portoviejo y sus demás cantones durante décadas. Ante tantas ambiciones electorales vale recordarles que los votantes no son tontos peor estúpidos, ellos pueden desconocer de planificación o modelos de gestión pero de algo están seguros, en estas elecciones no habrá cabida para los que poco o nada hicieron por la sociedad vulnerada. Si alguien piensa que mi comentario favorece a los de la RC les aclaro que están equivocados, este movimiento político debe analizar bien a sus candidatos antes de hacer el papelón de estas elecciones, que no pregonen la trillada frase de la década ganada porque la realidad social y económica del país no lo refleja en la actualidad.