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Entre la razón y la emoción
Entre la razón y la emoción
Por: Leonardo Moreira Delgado
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Viernes 17 Agosto 2018 | 11:00

Mahatma Gandhi, ese gran un líder independentista de la India y una de las personalidades más influyentes del siglo XX, que luchó contra el “Raj Británico”, practicando la desobediencia civil sin violenta, además de pacifista, sostuvo que la mayor distancia entre los seres humanos no está en lo físico ni en lo terrestre, tampoco en lo espacial ni en lo oceánico, de ninguna manera en lo lunático ni en las desigualdades socios económicas, sino entre la mente y el corazón.

Actualmente está célebre frase tiene una enorme vigencia en la vida social y política de la sociedad ecuatoriana, en cuanto que es necesario retomar la racionalidad, sin abandonar lo espiritual; o retomar lo espiritual sin abandonar lo racional. 
Lograr ese equilibrio o acortar esa distancia pudiera solucionar muchas cosas desde las instancias del “Estado burocrático” en beneficio real y sincero del otro “Estado llano”; y, como efecto, si no terminar al menos disminuir ese estado de incertidumbre por falta de trabajo y de una básica canasta familiar, que injustamente se ha alojado en la mayorías de los hogares ecuatorianos.
Causa estupor enterarse todos los días, especialmente por las redes sociales, una avalancha de mensajes, especialmente audiovisuales, que individuos utilizan perversamente en su afán de una indefendible corrupción política, asumiendo una actitud de ceguedad pasional y fanatismo al extremos, ignorando lo racional y lo espiritual, lo cual constituye, a más de una falta de respeto a la buena fe de las mayorías de los ciudadanos, un atentado a la lógica y al sentido común de la vida.
Así como existen los que actúan divorciados de la razón y los que actúan desdeñados del corazón, creando condiciones subjetivas para satisfacer apetitos inconfesables, así mismo no perdamos de vista que  si nos dejamos conducir hacia la irracionalidad humana, por los que siempre delinquen y aparentan hipócritamente ser los grandes redentores, es su gran “negocio” el método de vender “emociones” y no “razones”, para encasillarnos hacia el conformismo y al abandono de nuestra lucha por la justicia y paz social. 
“La voz humana nunca puede alcanzar la distancia, que está cubierta por la voz inmóvil”. 
Gandhi se refería, por supuesto, a la coherencia y principios ideológicos que deben sobresalir en la actuación del actor político, en cuanto a su carácter espiritual y conducta humanista, frente a las decisiones cívicas  para lograr el bien común al confrontársele lo racional entre lo sentimental al mismo tiempo, con el fin de alcanzar ese equilibrio emocional/racional, que hoy día parece es lo que más estamos necesitando literalmente en la “arena política”, donde más se requiere acortar esta distancia humana.
 
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