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Portoviejo
En cuadernos dejó su huella

Recordar a su nieto la traslada al pasado, en el tiempo cuando el niño corría y jugaba sin parar por el patio de la casa.

Jueves 16 Agosto 2018 | 11:00

Byron Intriago Zambrano, de cinco años, era de esa clase de niños que no descansaba nunca. Saltaba y se divertía como él solo; y cuando tocaba sus cuadernos se dedicaba a ellos por entero.

En los cuadernos que aún conserva la familia se nota el esmero que le ponía a su etapa de escolar.
El niño murió el 13 de septiembre del 2017, luego de 18 días de haber sufrido una descarga eléctrica en su vivienda. Fue un accidente que nadie vio.
Herido. Aquello ocurrió  el 27 de agosto del año pasado.
María del Carmen Alvarado, abuela, dijo que al igual que siempre Byron Daniel se puso a jugar. Ella se encargaba de su cuidado, ya que la madre se ausentó del hogar.
Ese día había personas jugando naipe en el patio. María recuerda que la última vez que vio corriendo a su nieto pasó “volando” rumbo a la tienda de su propiedad.
Alrededor de las 13h00, uno de los tíos del niño lo vio caído, así que corrió donde su mamá para informarle.
Cuando la abuela se acercó notó una herida en la parte derecha de la cabeza. La familia presume que sufrió una descarga eléctrica de la refrigeradora ya que Byron andaba mojado.
Los parientes llamaron a los organismos de socorro y la ayuda llegó para el  niño que estaba inconsciente y jamás logró salir de ese estado. 
Byron  fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del hospital Verdi Cevallos. 
Adiós. Una madrugada desde la casa de salud llamaron a Lúber Intriago para darle la mala noticia sobre la muerte de su hijo. “Fueron días de lucha, pero el niño no aguantó más”, le dijeron.
Los restos de Byron fueron velados en la casa donde residía junto a su papá y abuelos, ubicada en la comunidad La Balsita de la parroquia Riochico (Portoviejo). 
María del Carmen Alvarado convive con los recuerdos. Mantiene intactos los cuadernos con los 10 de nota que el mismo Byron se colocaba después de cada tarea. El chico también pintaba. Le gustaba mucho. Solo quedan los recuerdos del niño que corría por el patio.
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