Él fabrica arte con sus manos. Sus trabajos los exhibe en ferias o en su modesto taller situado en el recinto Bagatela de la parroquia Antonio Sotomayor, de Vinces.

Los artículos que realiza son principalmente útiles en las cocinas.

Producto. El creativo artesano compra los troncos y con paciencia se encarga de darles forma. 

Sus creaciones van a parar a la cocina de sus vecinos y también en otros sectores de la ciudad y la provincia.

“Con las licuadoras, el molinillo poco se vende. Pero una menestra o un batido de leche con guineo, queda muy bueno al hacerlo con un molinillo”, expuso sonriente Peralta.

Aprendió el arte de la ebanistería a los 15 años, ayudando a su padre. 

Hoy, a los  46, dice haber perfeccionado el talento de sus manos con la madera, ya que “para tallar las artesanías, hay que tener paciencia y precisión”, manifestó.

Travesura. “Desde los quince años comencé a trabajar con mi padre construyendo roperos, closets, puertas, ventanas, cajones de ropa, sillas, mesas; ahora me dedico más a la elaboración de estas artesanías porque se venden mucho”, precisó.

Todo comenzó como una travesura hace diez años cuando se propuso hacer una cucharita de palo…”me quedó muy bien”, recuerda. 

Hice varias para la casa y a muchos amigos les gustó y me hacían pedidos. Así, la travesura se convirtió en mi propio negocio”, comentó el artesano.

“Gracias a este trabajo he logrado educar a mis dos hijos. Estoy orgulloso de ellos. El varón va a convertirse en Ingeniero Agrónomo y la mujer es enfermera”, dijo.

Peralta se considera un hombre humilde de campo dedicado hace 30 años a la ebanistería.  El recorre las ferias del cantón  para ofrecer sus artes por su desarrollo agro turístico.