Paralelamente, la subida del nivel del mar marcó un nuevo máximo de alrededor de 3 pulgadas (7.7 cm), superior al ya alto de 1993, evidenciando los científicos una tasa promedio de 3.1 centímetros por década, mientras  la temperatura de los océanos acumula energía térmica en los primeros 750 metros de profundidad, que llevaron a los termómetros señalar  0.38-0.48 grados Celsius, por encima del promedio 1981-2010.

El continente europeo está superando una etapa de fuertes calores que llegaron en España y Portugal hasta 47 grados centígrados; e increíblemente ahora se ha llegado a un período de tormentas con rayos, provocando devastadores incendios en Francia y otras naciones de Europa, siendo frecuentes las caídas de árboles sobre las vías, con cortes eléctricos de graves consecuencias para la vida normal de los habitantes y las actividades productivas, entre ellas las agrícolas, pronosticándose una escasez de alimentos aparejada de alzas exageradas de precios.

Esas anormalidades se atribuyen al impacto del cambio climático, cuya vigencia es indiscutible, en que las sequías se vuelven más intensas y frecuentes en algunas partes del planeta, mientras aumentan los ciclones tropicales, como se demuestra que  en el 2017 aumentaron a 85, cifra ligeramente mayor al promedio del período 1981-2010, datos resultantes de los aportes de 500 científicos repartidos en 65 países que señalan, además, presencia de eventos climáticos extremos.

Si bien es verdad no se ha comprobado una directa relación entre el cambio climático y los fenómenos El Niño y La Niña, sí existe evidencia que determina su frecuencia e intensidad,  que tiene muy atentos a los técnicos nacionales y regionales sudamericanos frente a la probabilidad, ojalá que no, de un nuevo “Niño” para finales del 2018 y principios del 2019, que alerta a tomar precauciones en el caso que asome en nuestro medio, cuyas secuelas, no superadas, las vivimos en los años 1982-1983 y 1997-1998, que no quisiéramos vuelvan a ocurrir. 

Estamos a tiempo para que los responsables procedan a aplicar las recomendaciones que quedaron luego de esos catastróficos fenómenos de la naturaleza.