Aunque no era su único ingreso, ese sueldo era el mayor aporte para su economía.

“Tengo un negocio de reparación de aparatos tecnológicos y eso ayuda en algo, pero no es un sueldo fijo”, comenta Juan, quien está casado y tiene un hijo.

Su aspiración es conseguir un trabajo provisional, para que las deudas no se acumulen, pero su mayor objetivo es obtener un crédito para emprender.

“Considero que es la mejor manera de crecer porque un ejemplo claro es lo que viví. Entregué seis años de esfuerzo a una institución y ahora no tengo dónde ir”, señala. 

En números. Padilla no está de acuerdo con las cifras que maneja el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de que el desempleo se ha reducido en el país.

Considera que estas no se acercan a la realidad de lo que vive el país.

Según INEC, la tasa de desempleo en Ecuador se situó en junio de este año en el 4,1 % entre la población activa, cuatro décimas menos que en el mismo período del 2017. 

Mientras que revista Análisis Semanal señala que “un desglose de los datos (emitidos por el INEC) sugiere que la administración pública ha estado despidiendo de forma silenciosa desde el comienzo de la administración del presidente Lenín Moreno, mientras que las empresas redujeron empleos pronunciadamente de abril a junio”.

Para reducir las cifras de desempleo, algunas instituciones como el Ministerio del Trabajo dicen promover planes en los que se prioriza a los jóvenes con y sin profesión.

“El proyecto Mi Primer Empleo, que inició en el 2007, reconoce a los jóvenes como actores estratégicos en el desarrollo. Este consiste en dar posibilidad a jóvenes de realizar prácticas preprofesionales en el sector público y pasantías en el sector privado, recibiendo incentivos económicos, dándoles experiencia y la oportunidad de que con base en su capacidad se queden con el empleo”, comenta Dalton Pazmiño, coordinador zonal de esta cartera de Estado.

Otro programa de esta institución es ‘Empleo joven’, que incluye a personas que hayan terminado el bachillerato y que no necesariamente cuenten con títulos profesionales.

“La empresa privada se muestra interesada en estos proyectos y eso es una buena noticia para todos”, agrega el funcionario. 

Sin embargo, jóvenes como David Basurto no se han visto beneficiados con esas oportunidades.

“Estoy estudiando aún en la universidad, pero en todos lados piden experiencia. Si no nos dan una oportunidad nunca podremos adquirir esa experiencia. Llevo tres años sin trabajo y estudiar con pocos recursos es muy complicado”, menciona. 

Las visiones del INEC y los ciudadanos son distintas. Los analistas hablan de la repercusión social que tiene el desempleo.

Problemas. El sociólogo Raúl Muñoz menciona que al no existir empleo y por ende no existir ingresos económicos se genera inestabilidad emocional. 

“La desesperación que puede llevar no tener empleo, sobre todo por largo periodos, puede acarrear problemas sociales, como la delincuencia o suicidios”, advierte Muñoz.

Otro sector en el que puede repercutir la falta de empleo es el de la familia. 

“Aunque no es causa habitual del divorcio, el desempleo sí puede incidir”, dice. 

Muñoz agrega que lo mejor en estos casos es que la familia sea un respaldo.

“Debemos ser más comprensivos y no agravar el estado de la persona que se queda sin empleo”, comenta. 

También señala que existen factores que hacen que la desesperación sea mayor. “En el caso de personas que se quedan sin trabajo a una edad avanzada, es posible que el efecto sea mayor, pues sienten que están en desventaja por lo menos empapados que se encuentran de la tecnología”, recalca.  

Renán Briones, economista, señala que “en un país como el nuestro, que está en vías de desarrollo, son más palpables los cambios en la economía, pues las aspiraciones y demandas de la gente son más elevadas”.