Con preocupación señalaron que la venta de este material de construcción no es buena.
Ambos comentan que hasta hace aproximadamente 15 años el producto se vendía en gran cantidad, debido a que existían sectores sin rellenar en la ciudad, lo cual obligaba a construir largos puentes para facilitar la llegada de las familias desde las vías principales de acceso hasta las viviendas.
“La temporada de la caña es en los meses de noviembre y diciembre, debido a que se avecina el invierno y la gente las compra con el fin de apuntalar su casa o acomodar algunas paredes”, expreso Mauricio Rengifo.
E hombre refirió que las cañas ya no se venden como antes porque la mayor parte de la ciudad cuenta con relleno hidráulico, a excepción de los habitantes de una parte de la ciudadela La Ventura, y de sectores como Paraíso Norte, Los Laureles, Barreiro, Primero de Mayo y la avenida 25 de Junio, desde la calle Virgilio Zúñiga hasta la Terminal Terrestre.
Ventas. El comerciante indicó que antes vendía 1.500 cañas semanales, pero ahora apenas despacha 500. Rubén Rengifo, quien tiene su depósito en la entrada de la ciudadela La Ventura, indicó que actualmente hace dos pedidos por semana.
El material les llega desde los cantones Caluma, Echeandía (Bolívar) y Quinsaloma. Mauricio ndica que no compra en sitios aledaños como Febres Cordero, La Isla, Guare, Ventanas, debido a que la caña en estos sectores es delgada y hueca, a diferencia de la que llega de la sierra, que es de mayor grosor, lo que la hace más resistente.